jueves, 11 de abril de 2013

FANATISMO: GUSTO, PASIÓN O TRASTORNO

HISTORIA

El fanatismo es una constante en la historia de la civilización cristiana occidental. Las épocas tolerantes sin relativamente escasas y breve. La historia del fanatismo en occidente puede dividirse en dos grandes etapas, siendo el siglo XVIII el periodo de confluencia entre ambas. La primera se inicia, tras la relativa tolerancia de la Grecia clásica y a roma republicana, con la proclamación del carácter absoluto de la autoridad de los emperadores romanos, después de haberla legitimado atribuyéndole un origen divino. Desde este momento, no hay tolerancia con la disidencia y se persigue  los cristianos con mayor o menor intensidad.
Al convertirse el cristianismo en religión oficial del imperio, la autoridad civil y religiosa no tardan en desempeñar el mismo papel que hicieron los emperadores paganos: se persigue con dureza creciente a herejes e infieles, sin que apenas existan protestas públicas por esta conducta hasta el siglo XVIII. Los pensadores independientes de esta época llaman a la intolerancia de siglos anteriores “FANATISMO” denunciándola con energía, consiguen que nuestra cultura tome conciencia por primera vez de su pasado fanatico y promueven una nueva época, que creen inminente, en la que la luz de la razón terminara para siempre con el fanatismo religioso.
Lejos de estas previsiones optimistas el siglo XVIII no es más que el comienzo de la segunda etapa de la historia del fanatismo, que se inaugura con la revolución francesa. Constituye esta un modelo del fanatismo moderno, que concede un valor absoluto a una causa de tipo secular (la patria, el pueblo, la libertad) y está ciego a otro tipo de valores y dispuesta utilizar la violencia si la causa lo requiere.
Observemos pues que en la segunda etapa, se ha operado un cambio trascendental en el seno del fanatismo: su objeto se ha desplazado del campo religioso al político (este desplazamiento coincide secularización cultural). Esto no implica que el fanatismo religioso desaparezca totalmente y mucho menos que pierda virulencia o modifique su naturaleza.
El que continúe la tendencia a absolutizar en el fanatismo “moderno” lo mantiene inevitablemente unido a su origen religioso. Por ello no es raro que en el lenguaje, actitudes y costumbre introducidas por movimientos fanáticos de carácter netamente político como la revolución francesa, el nazismo o el anarquismo de Nechayev, encontremos frecuentemente elementos de evidente origen religioso. Tanto es así que estamos tentados de pensar si a la desacralización de nuestra tradicional cultura cristiana no ha sacralizado de lo político.
La coincidencia entre la existencia de una autoridad absoluta y la incorporación permanente del fanatismo a nuestra historia parece basada en que la legitimación y ejercicio de la autoridad absoluta otorgaba ya a los primeros emperadores romanos la convicción de que las creencias religiosas que profesaban eran también de carácter absoluto, dogmático. Puesto que el emperador es representante del absoluto en la tierra es depositario de la verdad absoluta, que posee en exclusiva. Es obligación suya no permitir religiones erróneas como el cristianismo, que pueden encolerizar a los dioses. Además la aceptación de los dogmas oficiales por todos los súbditos será una buena prueba de que estos reconocen su autoridad absoluta como emperadores así como el hecho de que encarnan la divinidad. Quienes no aceptan los dogmas establecidos y por lo tanto ni la autoridad absoluta, ni la divinidad constituyen un peligro para la unidad del imperio y deben ser castigados.
Fanatismo diferentes perspectivas
La dimensión cognitiva del fanatismo está constituida por el conjunto de ideas con determinadas características y creencias que hace suyas el sujeto fanático. Según Javaloy la idea propia del fanático se caracteriza por ser absoluta, infalible, eterna, predestinada a vencer, norma suprema de acción a obedecer. Decreta aquello que es verdadero e irremplazable, ejerce un efecto sustractor de la mente a cualquier idea diferente que intente surgir.
Kurt Schneider en 1923 describió los “psicópatas fanáticos” en su libro personalidades psicopáticas y les atribuía rasgos paranoides y Millón, más recientemente, describe un subtipo de paranoide fanático que asume la identidad de un líder noble inspirado, una figura política poderosa que se propone misiones grandiosas para salvar el mundo, etc., con rasgos muy similares a los de la personalidad narcisista.
Freud afirma que a través del fanatismo el hombre busca su felicidad y su seguridad.
Erich Fromm inminente psicólogo y sociólogo define el fanatismo como un intento de escapar de la soledad, el deseo de establecer vínculos afectivos con otras personas que creen igual disminuyendo así el miedo a la libertad y a la soledad a la misma vez.  La persona fanática no duda ni un momento el tener la verdad en su poder y no necesita cuestionarse esa verdad como lo haría el relativista.
El fanatismo es el problema más grave que vamos a enfrentar en el siglo XXI y ante esta intolerancia lo único que puede actuar como especie de vacuna es la democracia y el respeto a las diferencias, advierte la escritora y periodista española Julia Navarro quien en su nueva novela La sangre de los inocentes, aborda el tema a  lo largo de tres periodos históricos: la edad media, la segunda guerra mundial y la actualidad.

GENERALIDADES

Definición de fanatismo:
Fanatismo es el apasionamiento del fanático, una persona que defiende con tenacidad desmedida sus creencias u opiniones. Un fanático también es aquel que se entusiasma o preocupa ciegamente por algo.

Características del fanático:
Las características de una persona fanática son las siguientes:
-Cree tener la verdad sin poder ser cuestionada por nada ni por nadie.
-El fanático no razona y no admite una discusión sobre lo que consideran dogmas no debatibles.
-El fanático también trata de imponer sus propias creencias sobre los demás y de forzar a todos los que tiene cerca a que crean de la misma manera que él o ella creen.
-El fanático no cree en la diversidad de pensamientos ni en la posibilidad de abrirse a nuevas ideas o movimientos.
-Dentro del fanatismo pueden nacer nuevas ideas igualmente fanáticas, reformadas por la persona que cree tener la verdad.
- Estas personas usualmente forman sectas dentro de sus mismos grupos que atraen personas fanáticas como ellos que los apoyan en sus ideas.



Tipos de fanatismo:

· El fanático religioso se identifica con un individuo de conducta ciega con una religión en particular, lo que le lleva a provocar actos contra personas que no creen en ésta mediante una lógica inflexible.
· El fanático político: Suele preferir el continente que el contenido de su discurso, su aprobación coyuntural y mayoritaria, a su racionalidad, y sobre todo, el aplauso al convencimiento.
· El fanático científico: Parece una expresión contradictoria (sería más correcto hablar de fanatismo pseudocientífico) por ser el conocimiento racional del instrumento que emplea la ciencia para investigar el extremo opuesto al fanatismo, de carácter irracional.
·El fanatismo moral: comportamiento inflexible e integro de acuerdo a exigencias del código moral, que trata de seguir con un liberalismo inhumano.
· El fanatismo étnico: consiste en un etnocentrismo extremo, en una profunda convicción de que la propia nación o raza es superior a las demás.
· El fanatismo económico: este fanatismo asociado a una profunda ignorancia, concibe la economía como un gran mecano cuyas piezas pueden disponerse según la voluntad de quien lo arma.
· El fanatismo jurídico: impone recomponer el equilibrio de poderes, conceder espacios a las decisiones políticas adoptadas democráticamente, aceptar que existe una jurisdicción constitucional semi difusa, que la otra Corte y los consejos tienen supremacía en los asuntos de su jurisdicción y que las leyes admiten diversas interpretaciones acordes con la Constitución.
· El fanatismo a la red: es la capacidad que tienen los seres humanos para recibir información a distancia, tanto a través de los medios tradicionales, como por medio de las nuevas tecnologías.

Ventajas y desventajas

Ventajas: El fanático en cierta manera se aleja de la verdad y sus conocimientos sobre sus creencias prosperan y hacen que se encierre en su propio mundo.
Para algunos fanáticos existen grandes ventajas al entrar en su mundo, por ejemplo el alejarse de vicios e influencias nocivas para su vida.
El dejar de hacer cosas que antes practicaba y que no le convenían tales como vicios, maneras de vivir etc.

Desventajas: Sin embargo por otro lado el fanatismo puede traer desventajas devastadoras no solo para el fanático sino para un país entero.
El fanatismo algunas veces desarrolla, guerras y graves desastres.
El fanatismo ha dado pie a masacres causados por sus creencias o suicidios masivos por perseguir un ideal


PERFIL DEL FANÁTICO (líder)

Edades: adolescencia o adultez
Sexo: femenino o masculino
Dimensión persono lógica: rasgos narcisistas psicopatía y  visión paranoica en los lideres fanáticos  carácter autoritario sadomasoquista.
Autoimagen: combativa: Se muestran egocéntricos y se ven a sí mismos como personas asertivas, arrogantes  y altaneras.
Estilo cognitivo: dogmático y dicotómico: Su obstinación y rigidez hacen que estos sujetos tiendan a mantener de forma pertinaz sus prejuicios y son incapaces de cambiar de opinión mostrándose intransigentes con puntos de vista disidentes
Comportamiento observable: suspicaz y explosivo: Se comportan como los paranoides con suspicacia extrema, con desconfianza hacia las interacciones de los demás que les hacen presentar actitudes defensivas
Estado de ánimo/ temperamento: irascibilidad: Son normalmente irascibles fácilmente irritables al ser contrariados  no comparten verdaderos sentimientos con los demás.

Presentan: 

· “Facilidad de palabra”, su labia, junto con una arreglada imagen física a tono con la ideología del grupo, es la base de la manipulación que ejercen sobre sus seguidores. La forma de vestir, su cabello, su forma de hablar y de caminar, los manerismos con los que subraya su predicación... todo en ellos está debidamente estudiado y explotado para atraer a los desprevenidos."
· Su cualidad seria el ´´carisma´´ quien, aparentando poseer poderes sobrenaturales, providenciales o extraordinarios, tiene éxito en congregar discípulos a su alrededor.
· Son mentirosos compulsivos, adictos de la mentira, mienten siempre, aún cuando no lo necesitan. No les importa mentir y lo hacen con la mayor frialdad del mundo. Incluso cuando es obvio que mienten, insisten tranquilamente en la mentira y la sostienen ante cualquier tribunal.
· Divinos, megalómanos (delirio de grandeza) y egocéntricos el endiosamiento o divinización es otra característica común a todos los líderes sectarios. Por eso, parte de la fabricación de la mentira que sustenta el engaño se basa en autoproclamarse divino.
· Un individuo repleto de duda, miedo, odio; sólo ve en otros duda, miedo, odio.
· Es autoritaria: afán de imponer las propias creencias y de forzar a que todo el mundo se adscriba a la misma.
· se aferra a algo externo que promete cambiar al mundo, porque el mundo actual está equivocado, y por su culpa, él es un fracasado. 
· Quiere secretamente morir por su causa, fundirse en un movimiento y quedar diluido para dejar de cargar con él mismo.

Perfil del fanático (Seguidor)

Edades: Normalmente en la adolescencia y casos así como en casos de adultos.
Sexo: ya sea femenino o masculino
Dimensión persono lógica: predominan los radicales de inseguridad inmadurez carencia de identidad y dependencia emocional también pueden presentar rasgos psicopáticos con alta impulsividad y búsqueda de emociones fuertes o paranoides.
Comportamiento observable: suspicaz y explosivo: Se comportan como los paranoides con suspicacia extrema, con desconfianza hacia las interacciones de los demás que les hacen presentar actitudes defensivas Preocupado por conspiraciones consideran al extraño como depositario de todos los males propios
Comportamientos: extra punitivos y sumiso: Despectivos y despreciativos, tenaces obstinados comprometidos y muy responsabilizados
Estado de ánimo/ temperamento: irascibilidad: Son normalmente irascibles fácilmente irritables al ser contrariados no comparten verdaderos sentimientos con los demás
Representaciones objétales: perniciosas: La representación del mundo que se hace el fanático es un lugar hostil que le a producido multitud de frustraciones personales originando un déficit de autoestima y de las que responsabiliza a los otros.

También presentan:

· Imitación.- El desarrollo de un grupo necesita de elementos que unifiquen tanto en lo cotidiano como en lo extraordinario.
· Es esclavizante: Producto de que merma la intelectualidad y la libertad de opinión, dos elementos indispensables para la Libertad.
· Dogmatismo: fe en una serie de verdades que no se cuestionan ni razonan y cuya justificación lo es por su propia naturaleza o con relación a alguna autoridad;
· Es contagioso: Vemos constantemente grupos de hinchas locos por un club deportivo. Grupo de personas totalmente ciegas por una religión. Una masa fanática por un país, o un partido político.
· Destruye el diálogo, la discusión, o la conversación a la cual accede. La hace monótona y sin sentido, pues el hablante nunca podrá razonar sobre su opinión, no importa cuán ilógica o desquiciada sea la idea que defiende tanto como cuan buena es la idea a la cual ataca.
· Es anti evolutivo; evita los progresos intelectuales, pues bloquea totalmente la capacidad crítica de un individuo, la hace desaparecer.


FANATISMO RELIGIOSO

El fanatismo religioso es uno de los tipos de fanatismo que más controversia, ha generado a través de la historia en cuanto bajo ésta se han llevado a cabo conflictos bélicosholocaustosasesinatos y actos terroristas. Durante siglos, miles de hombres fanáticos se han visto influenciados bajo las grandes religiones para así llevar actos que van en contra de la propia religión lo cual deja a ver que el individuo está actuando no bajo fe, sino por pura obsesión.
El fanático religioso se identifica con un individuo de conducta ciega con una religión en particular, lo que le lleva a provocar actos contra personas que no creen en ésta mediante una lógica inflexible.
En los siglos XVI y XVII el fanatismo religioso alcanza un alto grado ya que estos simpatizantes condenaban las ciencias "al condenar éstas a la religión mediante la razón" los reyes "acusados de superficiales materialistas que llevaban una vida de placeres" y a los estudiosos de los astros "a quienes se acusaba de servidores de Satanás". El fanatismo tiene un principio en parte compartido con la fe, según el cual quien piensa diferente se convierte en adversario o enemigo.
En las religiones más influyentes y expandidas mundialmente se han podido ver actos de fanatismo desde la decadencia del imperio romano por el cual los cristianos quemaron libros y estatuas por inmorales y fulminaron avances en literatura y arte. Las cruzadas fueron actos fanáticos e imperialistas que profundizaron en la disputa centenaria entre musulmanes y cristianos, combatiendo ambos en nombre de Dios durante la Edad Media. Otros actos contemporáneos a éstas eran la Santa Inquisición, herramienta de supresión de la herejía.
En la actualidad algunos actos fanáticos se han podido ver bajo acciones de grupos de la religión islámica, como los Atentados del 11 de septiembre de 2001, cometiendo daños hacia otros ciudadanos que difieren de sus creencias.
Generalmente se clasifica al fanático como una persona ignorante e ingenua, con un razonamiento apenas suficiente para justificar y defender sus creencias mediante la agresión o juzgando a los demás como herejes. El fanático no acepta consejos ni modificaciones lo cual hace extremadamente difícil su evolución y cambio de mentalidad. Esta mentalidad puede además haber sido reflejo de un núcleo social en el que se ha exaltado el deseo de suprimir a los que se oponen a sus creencias y modo de ver la vida.
Estos mayormente van más allá de lo debido, es el modo desproporcionado de entender y defender una causa el cuál les lleva a un sentido de llevar a cabo una misión, los cuales son capaces de recurrir a todos los medios con tal de triunfar. Estos contienen una conciencia desmedida de su propia grandeza: el fanático se identifica con la causa que defiende, estos se alimentan del celo inquisitorial y actúa como fiscal o juez de la verdad.
El fanatismo religioso concretamente es la incapacidad para admitir el mundo en su diversidad y para aprender de los otros, generando una sociedad anclada en un tiempo y una forma fija de ver las cosas.
Se opone al movimiento que conduce a la realidad y por tanto no se puede ver cambios en ella, lo que no da posibilidad para el desarrollo de la vida y el descubrimiento de nuevas ideas.

Fanatismo religioso y violencia:
El fanatismo religioso no es religión, sino su caricatura cruel. No es servir a Dios, sino intentar servirse de Dios. No es cumplir la voluntad de Dios, amándole a Él y a sus hijos, que somos todos; sino intentar que Dios cumpla nuestra voluntad, respaldando nuestras acciones de odio, de venganza o de poder.
Todas las religiones tenemos experiencias de fanatismos aterradores. Los cristianos tampoco se han librado. Ahí están las cruzadas, la inquisición, el antisemitismo, las divisiones entre las Iglesias, las luchas por el poder. El fundamentalismo islámico, exultante por haber destruido las torres gemelas y haber causado más de diez mil muertes de «enemigos» con sólo dos certeros golpes, está, con diez siglos de retraso, en la misma actitud religiosa de aquellos cruzados cristianos que celebraban con una misa solemne de acción de gracias el haber hecho correr, a ríos, la sangre de los musulmanes por las calles de Jerusalén.

Aquí 2 consecuencias del fanatismo religioso:
Oposición o desprecio hacia la Ciencia…
Me considero un hombre apasionado por la Ciencia, ya que para mí la Ciencia es una de las mejores cosas que existen, por lo cual me resulta grato compartir con otros lo que he aprendido, por esta razón en el transcurso de mi vida en incontables ocasiones me he topado con “fanáticos religiosos”, algunos de estos encuentros han resultado ser molestos para mí, ya que en más de una ocasión alguno de estos “fanáticos religiosos” ha proferido contra mí persona todo tipo de insultos, por ejemplo, uno de los que más recuerdo es cuando en cierta ocasión me llamaron “siervo de satanás”, ya que dicha persona alegaba que la Ciencia es “cosa del diablo” y que como yo hablo siempre de Ciencia (es cierto) eso me convertía en alguien malo; pero que idea tan absurda e irracional es ésta.

Pérdida de la libertad personal…
Muchos “fanáticos religiosos” permiten que en la religión que profesan les sean prohibidas algunas cosas, con lo cual pierden su libertad, por ejemplo, algunas religiones prohíben ciertas maneras de vestirse o arreglarse por parte de hombres o mujeres (según sea el caso), ya que se considera que esto resulta ser algo inmoral o indecente; esto me parece algo absurdo, ya que considero que tanto la calidad o integridad moral así como la decencia de una persona va más allá de su manera de vestirse o arreglarse, a fin de cuentas la ropa es sólo átomos. Quizá el tema del arreglo personal pueda parecer algo trivial, pero las restricciones de parte de ciertas religiones atentan contra diversos aspectos de la vida personal, por ejemplo, muchos “fanáticos religiosos” permiten que se les prohíba cierta manera de pensar o de actuar en su vida, con lo cual, reitero, pierden una de las cosas más valiosas que posee un ser humano, “la libertad”.

Pérdida de la capacidad de pensar o razonar por sí mismo.
Muchos “fanáticos religiosos” aceptan ciegamente todas las imposiciones ideológicas que su religión les impone, esto lo hacen sin siquiera detenerse un poco a pensar o razonar en si las “ideas o enseñanzas” que están aprendiendo son buenas o malas para ellos mismos, con lo cual están perdiendo su capacidad crítica, en pocas palabras su capacidad de discernimiento de las cosas.
“Reflexiona: ¡Vas a vivir tu vida como otros quieren que la vivas o serás libre!”

Cómo identificar a un fanático religioso
La pasión desmesurada y obsesiva hacia una religión era muy típica durante la Edad Media. Hoy, en pleno siglo XXI, ha pasado a ser una conducta que se ve cada vez menos, aún así, siguen existiendo grupos fuertemente fanáticos y que son capaces de darlo todo (incluida su propia vida) por el dios o dioses a los que veneran.
Aquellos con un denotado fanatismo hacia la religión creen tener la verdad absoluta, no se cuestionan la existencia de ningún otro dios más que el suyo, no son capaces de razonar de forma civilizada ni lógica cuando alguien pone en duda algunos valores de su religión. Odian a todos aquellos que no siguen sus doctrinas, y suelen canalizar ese odio en forma de rabia, insultos o hasta agresiones físicas.

Otra característica clara es la fuerza de imposición: los fanáticos religiosos tratan con frecuencia de imponer sus creencias a los demás, su logro más grande sería una sociedad en la que todos pensaran como él. Estos sujetos suelen responder a perfiles intolerantes y normalmente arraigados, clasicistas. También es corriente que formen parte de sociedades o sectas donde se sienten a gusto con otras personas que comparten y apoyan sus ideas.

Problemas del fanatismo religioso
Aquel que profesa un amor desmesurado hacia una religión a menudo deja de lado otras cosas muy importantes, como los estudios o el trabajo. Es el caso, por ejemplo, de muchos jóvenes islamistas que desde adolescentes son "atrapados" dentro de sectas y dejan de lado la escuela, amigos y hasta familiares, para dedicarse en cuerpo y alma a sus ideas religiosas, que muchas veces vienen acompañadas también de ideas políticas.
Una persona fanática generalmente no tiene capacidad de razonar ni pensar, dado que siempre reacciona de forma impulsiva e intolerante, no desarrolla su mente en busca de nuevos desafíos y no aumenta su cultura: no acepta otras ideas religiosas, sociales y/o políticas diferentes a las que profesa su dios.

Evitar el fanatismo religioso
Puedes seguir una religión, no hay nada de malo en ello, incluso practicar sus ideales. Lo que sí deberías evitar es caer en el fanatismo, y para ello puedes empezar preguntando a otra gente si te ven como un fanático. O simplemente, vuelve a leer el primer punto de este artículo para ver si, siendo sincero contigo mismo, has notado algunas de esas características cuando te han hablado acerca de tu religión (ira, violencia verbal o física, tratar de "convencer" a los demás tus ideas, etc.).
Acude a tu iglesia, practica tu religión, pero no te limites a ella: existen otras actividades que hacer a lo largo del día. Tampoco te recomendamos que frecuentes sectas o personas fanáticas que te puedan introducir en una de ellas, en definitiva, sé tú mismo, elige libremente la religión que más se adapte a tu pensamiento, pero mantente dispuesto a escuchar y debatir otras ideas, y sobre todo, sin tratar de imponer tus creencias bajo ninguna circunstancia.



FANATISMO POLÍTICO

Todos tenemos una ideología política, y eso está bien, ya que ayuda a construir la personalidad y desarrollar nuestro autoestima, pero el problema viene con la llegada del fanatismo por esta idea, lo que se transforma en algo que yo llamo "El caparazón"

¿Por qué se llama así?
1-Porque se sienten seguros con sus ideologías, ya que son "perfectas", utópicas.
2-Así como las tortugas se esconden de peligros ajenos, los ultras ven como peligro a las otras ideologías que no sean la suya, por lo que genera violencia.

Pero ¿Cuales son las Ultras ideologías? Podemos nombrar 3 grupos en general:

La ultra derecha o extrema derecha:
Extrema derecha o ultraderecha son términos utilizados en política para describir movimientos y partidos políticos que sostienen un discurso ultranacionalista, xenófobo y autoritario, con una tendencia populista en defensa de la identidad nacional que puede no abogar por el mantenimiento de las instituciones y las libertades democráticas.1 También, se declaran democráticos y sus electores, en casos, no asocian a estos partidos posturas reaccionarias y antidemocráticas, aunque sus dirigentes puedan ser admiradores del fascismo, su estilo agresivo y su carácter excluyente.

La ultra izquierda o extrema izquierda:
La extrema izquierda, izquierda revolucionaria y ultraizquierda son términos utilizados en política para describir movimientos, partidos políticos y gobiernos que promueven y sostienen posiciones radicales de izquierda. La extrema izquierda promueve el igualitarismo completo. Se opone a un sistema económico, social o político estratificado. El término se usa frecuentemente para dar a entender que una persona es extremista o que tiene una posición política extrema o muy a la izquierda. En algunos casos, el término sirve para describir posiciones radicales de izquierda fuera del marco institucional democrático, alegando hacerlo en beneficio del pueblo.

Historia
El término izquierda política tiene su origen en el lugar de la Asamblea Nacional en que se sentaban, durante la francesa los representantes jacobinos, que respaldaban medidas que favorecieran a las clases más pobres de la sociedad. El término extrema izquierda ha sido utilizado para describir personas o grupos que mantienen posiciones extremas de igualdad social y apoyan un cambio radical político y social mediante la fuerza o un cambio abrupto revolucionario.

El Anarquismo

El anarquismo es una filosofía política y social que llama a la oposición y abolición del Estado entendido como gobierno, y por extensión, de toda autoridad, jerarquía o control social que se imponga al individuo, por considerarlas indeseables, innecesarias y nocivas. Sébastien Faure, filósofo anarquista francés, dijo: "Cualquiera que niegue la autoridad y luche contra ella es un anarquista". Bajo una formulación tan simple, pocas doctrinas o movimientos han manifestado una tan gran variedad de aproximaciones y acciones, que no siempre fueron bien entendidos por la opinión pública. Históricamente hablando, el anarquismo se centra en general en el individuo y en la crítica de su relación con la sociedad, su objetivo es el cambio social hacia una futura sociedad, en palabras de Proudhon, "sin amo ni soberano".

Los problemas que trae la ultra política:

La violencia
La violencia está presente en estos tres grupos. Ellos salen a "defender" (cosa que es mentira, ya que nadie los ataca) su ideología, mediante golpes, disparos, insultos y desprecio por las cosas públicas (como calles, monolitos, etc).

La discriminación:
Este se da en los dos primeros, ya que la ultra derecha discrimina lo no nacional, lo no perteneciente a su lugar (eso incluye personas, religión, etc.) y la ultra izquierda, que discrimina a aquel que no apoye su ideología (es tratado de facho, nazi u otros insultos).

La difamación historicista:
Esto también se da en los 3 grupos. ¿Qué es esto? es la deformación de un hecho histórico o de alguien para manipularlo en su conveniencia: por ejemplo, Marx es difamado por los derechistas e idolatrado por los izquierdistas, pero la realidad es que es un gran economista, filósofo, etc., cuya ideología no nos debe importar, si, por ejemplo, estudiamos historia.
Ideología
En consecuencia, podemos afirmar que no todos los grupos de extrema derecha comparten los mismos ideales, pero la mayoría tiene una visión del mundo conspirativa y ultranacionalista, que les permite recoger el voto de protesta contra las imperfecciones de la democracia. Tiene en común al menos alguna de las siguientes características:
  • Nacionalismo: La idea nacional es una característica común a todos las ideologías de extrema derecha. La nación se concibe como una unión étnica frente al nacionalismo político de origen francés.
Pero el nacionalismo también es la idea que separa a estos movimientos. Así por ejemplo, la extrema derecha española siempre estará enfrentada con su homóloga británica a causa de Gibraltar y estos últimos, a su vez, con los nacionalistas irlandeses a causa de Irlanda del Norte. Más allá, también tienen diferencias en su concepción de la realidad nacional. La Liga Norte italiana, por ejemplo, busca la independencia de su región, mientras la extrema derecha española busca la cohesión de su nación.
  • Antiliberalismo: Se abarca en general, una oposición al capitalismo liberal. Por otra parte, no existe ninguna tendencia económica clara entre estos grupos. Mientras algunos como el nazismo y el fascismo defendían cierta intromisión del estado en la economía, hubo otros totalmente liberales en lo económico, tal como el Gonzaleismo, e incluso algunos como el franquismo no tenían un programa definido y su política económica evolucionaba en función de las circunstancias. Existen también los defensores de la meritocracia.
  • Tradicionalismo: No debe entenderse con esto una defensa de los valores religiosos tradicionales. En la mayoría de los casos es así, pero existen algunos episodios históricos en los que ha sucedido todo lo contrario. Por ejemplo, la Alemania Nazi se caracterizó por la instauración de una moral y unos ideales neo paganos, que rompían con el cristianismo tradicional.
La religión puede ser un nexo de unión para un grupo y a su vez puede ser motivo de enfrentamiento con un grupo de extrema derecha rival. Esto sucede en Irlanda del Norte, donde los nacionalistas católicos irlandeses se enfrentan a los protestantes británicos. Ambos son grupos de extrema derecha porque comparten la característica de su nacionalismo (evidentemente, desde una perspectiva muy diferente) a diferencia de la extrema izquierda que tiene una visión universal, como sucede con los extremismos islamistas.
  • Conservadurismo: Es un término que se usa para describir a aquellos conservadores que defienden promover la cultura y la identidad étnica nacional, como forma de promover el crecimiento de la sociedad. Existen grupos hegelianos que defienden que el orden instituido ha sido propuesto directamente por Dios y no se puede ni debe cambiar. Por ello defenderán la forma de estado existente por el mero hecho de que es la que se ha impuesto.
  • Valores verticalistas: Exaltación de los valores que se consideran adecuados para la sociedad. En general, son movimientos que se sirven de los símbolos para desarrollar su política. Suelen tener cierta tendencia militarista y de mantención de los valores de la sociedad o una recuperación de estos. Las políticas nacionalistas y expansionistas son muy comunes, puesto que muestran el poder que ha alcanzado la propia nación frente al extranjero decadente.
  • Anticomunismo: Es la oposición al comunismo y especialmente al Marxismo. Ideológicamente se basa en el rechazo al concepto de materialismo histórico, y a la diferencia de clases propias de la sociedad civil. Como ejemplo podemos citar a la agrupación "Flashes Culturales" liderada por el uruguayo Alexander Torres Mega.
  • Xenofobia: Es el rechazo al extranjero. Estos movimientos rechazan a los extranjeros, defendiendo la pureza nacional. 

Fanatismo deportivo

El fanatismo es el apasionamiento del fanático, una persona Que  se defiende con tenacidad desmedida sus creencias u opiniones. Un fanático también es aquel que se entusiasma o preocupa ciegamente por algo. El fanatismo supone una adhesión incondicional a una causa. La mencionada ceguera que produce el apasionamiento lleva a que el fanático se comporte, en ocasiones, de manera violenta e irracional. El fanático está convencido de que su idea es la mejor y la única válida, por lo que menosprecia las opiniones de los demás.
La falta de racionalidad puede llegar a tal extremo que, por el fanatismo, una persona mate a otra. Cuando el fanatismo llega al poder político, suele desarrollar todo un sistema para la imposición de sus creencias, castigando a los opositores con la cárcel o incluso la muerte.
Como actividad social el deporte hace parte de nuestro diario vivir. Los fanáticos se encuentran en el corazón de las organizaciones deportivas. Los eventos deportivos atraen las muchedumbres tanto a nivel mundial, nacional o regional. Las tasas de retransmisión televisiva o radiofónica se vuelven los barómetros del éxito comercial de un evento. Las comanditas, los derechos televisivos, y los productos derivados aparecen como unos productos indirectos imprescindibles. En el corazón de los eventos deportivos se encuentran los espectadores, los televidentes y los fanáticos. El éxito comercial de las organizaciones deportivas se funda en la presencia de los fanáticos.
Pretende alcanzar varios objetivos. El primero es definir lo que es realmente un fanático. Aunque el término sea conocido de todos y que haya sido objeto de múltiples investigaciones a lo largo de los años, la literatura nos enseña que no existe unanimidad en cuanto a su definición. Cómo puede un equipo deportivo desarrollar una base de fanáticos indispensable a la perennidad de sus operaciones comerciales si no hemos podido llegar a un consenso sobre lo que implica la noción de fanático. Un segundo objetivo, corolario del primero, es identificar los guiones / rasgos que caracterizan a un fanático. Para alcanzar ese propósito, la estructura de esa comunicación se presentará en cuatro partes: el histórico del fanatismo; sus dos enfoques; la presentación de un modelo integrador y la conceptualización del fanatismo según un continuum.
Las características asociadas usualmente al concepto de fanático deportivo y proponer una definición unificadora.
Son: Siete características definen ese concepto: la pasión, la adhesión, la socialización, el compromiso, la unicidad, la intolerancia y la violencia.

La pasión
La pasión es un carácter extremadamente importante en la comprensión del fanático y del fanatismo. Destacan que la intensidad es parte integral del carácter pasional del fanático. Eso implica fuertes emociones que pueden traer a una determinada forma de intolerancia o subjetividad, o incluso a una determinada violencia. Es pues esta pasión que tapa, que puede impulsará los fanáticos a actuar de manera extrema. Pensamos sin embargo, que es importante moderar lo que se entiende por fuertes emociones. Según la posición que adoptamos, la pasión no es inevitablemente destructiva. Esta pasión corresponde a un estado de fuertes emociones hacia un campo de interés particular (un deporte).

La adhesión
Utilizan distintos términos para expresar la adhesión en las distintas definiciones, como compromiso devoción lealtad y conexión. Expresa pues el grado de conexión, entre el individuo, el fanático y su equipo. La intensidad da la adhesión, está se utilizó de sobra como base de segmentación. Las motivaciones que causan la adhesión son variadas: por placer, para expresar su pertenencia, para demostrar un determinado conocimiento en el ámbito de actividad privilegiada, para el placer de encontrar el objeto único. Los fanáticos y los aficionados son poco influenciados por el resultado del partido. Eso implica que las motivaciones son múltiples y variadas la necesidad de excitación y el materialismo se conectan positivamente a la identificación y al compromiso.
El concepto de fanatismo es un fenómeno social donde la presencia de otros fanáticos desempeña un papel importante en el sustento o en el desarrollo del fanatismo. El fanático se alimenta de otros fanáticos. El entorno (amigos y familia) es un elemento inevitable en el desarrollo idéntico del fanático. El deseo de interacción social se vuelve entonces inevitable en su compromiso. Este experimenta la necesidad de intercambiar con otros fanáticos o individuos que demuestran un interés por la misma causa. Por algunos fanáticos o casos excepcionales, la intensidad de esta necesidad de interacción social puede impulsar al individuo a aislarse y a no frecuentar personas que no estén comprometidas tanto como él. Que se podría comparar en un contexto deportivo a las asociaciones de fans violentas (vándalos).

El compromiso
El fanático asigna conscientemente recursos, a saber tiempo, energía o dinero para un interés particular o una actividad para la cual goza de placer. Esta implicación es generalmente superior a los no fanáticos, aficionados o individuos demostrando un interés menos señalado para la cosa. El término compromiso se asocia usualmente a la pasión. Cuanto más se apasiona el individuo, más tiempo y dinero entrega a su pasión. El fanático dedica mucho tiempo a su equipo (en la televisión o en el estadio), en los periódicos para informarse, en Internet, a discutir de este mismo equipo con otras personas, etc. Cuanto más fuerte se hace la intensidad o el grado de pasión y de compromiso, más fuerte y visible se hace el compromiso puesto que el compromiso impulsa al fanático a adoptar comportamientos cada vez más visibles como llevar los colores de su equipo, elogiar y defender a su equipo, organizar veladas durante los partidos de su equipo en un contexto deportivo o hacerse tatuajes el logotipo de su equipo preferido y de esa manera llegar al concepto de comunidad de marca.


La unicidad
El fanático se compromete mucho hacia un deporte en particular, un equipo específico o una estrella. Hay entonces una personalización de la cosa cuyo objetivo es preciso y tiende a ser único, permitiendo al fanático concentrar su energía. El fanático desarrolla una relación íntima con su equipo, un jugador o un instructor que le impulsa a no interesarse más que por esta cosa que se podría nombrar, el objeto de culto. De manera innegable, el fanático desarrolla una relación íntima con su equipo o su objeto de culto, cualquiera que sea el ámbito de actividad. Y es la importancia que representa la relación a los ojos del fanático.

La intolerancia
Según la cual el fanático es completamente intolerante para cualquier cosa que no abunda en su sentido, es necesario reconocer que el fanático prefiere a su equipo o a sus jugadores. Por lo tanto, está dispuesto a defender a su equipo o a encontrar pretextos con el fin de evitar crítica y confrontación. En tal caso, se puede hablar aun más de subjetividad y de dificultad para tener perspectiva, intentando imponer su punto de vista. Por ejemplo, su equipo es el mejor porque. ¡Final del debate! destaca que el fanático nunca duda y que permanece profundamente afianzado a sus valores y creencias.
En un contexto deportivo y también en ámbitos como la política, los fanáticos más extremos desprecian a otros fanáticos que se comprometen y se apasionan menos que ellos. Desarrollan una forma de intolerancia y de mente cerrada respecto a los que no piensan como ellos, que puede tomar la forma de una subjetividad anormal. En una visión más correcta del fanático, es posible hablar de intolerancia, pero sin mencionar términos como autoritarismo y de mente cerrada. Por supuesto, esta pasión deslumbrante puede influir en el fanático, en su manera de ver las cosas, pero no en el punto de volverlo completamente irracional.
Aunque su equipo sea el último de la clasificación, el fanático aún dirá que es bueno, pero podría reconocer a medias palabras que, este año, no es lo de siempre.

La violencia
La violencia se aborda usualmente cuando uno se interesa por el fanático o por el fanatismo. Pone de relieve algunos comportamientos extremos de un número reducido de fanáticos. Su intolerancia, en casos extremos, los empuja a ser violentos, en todos los sentidos del término. La mayoría de los autores ponen de relieve dos tipos de violencia: la física y la verbal con una determinada graduación que evoluciona de la excitación hasta la violencia pura y dura. Según algunos autores, es importante diferenciar la violencia en Norteamérica, en Europa y Sudamérica. En Norteamérica, el nivel de violencia no es similar al resto del mundo. Varios investigadores comparten esta idea. Este fenómeno de violencia vinculado al fanatismo se marginaliza más en Norteamérica. La violencia en el deporte alcanza su paroxismo con el vandalismo, fenómeno íntimamente vinculado al fútbol. El vínculo con una forma de fanatismo extremo es evidente. Los vándalos a menudo están representados por individuos de estratos sociales desfavorecidos cuyo grado de frustración, aun antes de llegar al estadio es extremadamente fuerte, todo aquello acompañado de un consumo de alcohol muy superior al promedio normal.
Según el enfoque contemporáneo, algunos fanáticos recurren usualmente a la violencia verbal y física con el fin de apaciguar su pasión. Pero sólo representan una minoría. El fanático tal como lo concebimos puede ser violento, pero se limitará generalmente a una violencia verbal con el fin de demostrar su compromiso a favor de su equipo y reconociendo y desarrollando su identidad al mismo tiempo
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Para los expertos hay que hacer una diferenciación importante entre ser “fanático” y “adicto” a un determinado deporte, pues cuando pasa a convertirse en una “obsesión” las cosas se complican desde el punto de vista psicológico pues genera conductas negativas y también permite un descuido de las obligaciones reales que tiene la persona.

El fanatismo en los deportes
Ver el fútbol puede ser un momento perfecto para compartir sanamente con los amigos o la familia, sin embargo, muchas veces las personas se obsesionan de tal forma que nada basta, pues no importan las horas que tenga que pasar semanalmente para ver partidos, sí es fútbol está perdonado. Perder el sentido de la realidad es una de las peores cosas que nos puede ocurrir, por ello hay algunas directrices que nos sirven de guía para ver en qué estado estamos.




1. ¿Pensamos en fútbol cuando estamos haciendo otra cosa?
  
2. ¿Nos enojamos cuando nos interrumpen en algún partido?

3. ¿Faltaríamos a un evento familiar para ver un partido de Fútbol?
  
4. ¿Nos deprimimos excesivamente cuando pierde nuestro equipo?

Quienes demuestren este tipo de conductas (contesten sí a ellas), deberán preocuparse por su estado pues, según Klapow, hay una adicción evidente y es capaz de causarnos muchos problemas con las relaciones interpersonales que tenemos. Como en todo tipo de adicciones, es algo que debemos corregir poco a poco y no de forma radical de un día para otro, por lo que es importantísimo fijar un plan de acción y tener paciencia.

El fanatismo deportivo arriesga la amistad:
Hay un precepto que asegura que la religión y la política son temas que conviene no tocar en una reunión. En el caso de la amistad, podría agregarse a esa lista, el deporte. Este suele generar el denominado fanatismo deportivo por un equipo en particular, especialmente en competiciones importantes.
Existen infinidad de casos de amigos, con una relación cercana desde la infancia o la juventud, que han terminado de un día para el otro a raíz de una discusión por pertenecer a dos equipos deportivos opuestos. En fin, el fanatismo deportivo arriesga la amistad.
Es necesario tener en claro que las pasiones son difíciles de controlar, y el deporte es una verdadera pasión para muchos hombres, y cada vez para más mujeres. Se trata de un sentimiento que quien no lo experimenta, no lo puede entender en los demás, e incluso puede parecer irracional, pero que arriesga la amistad.
Por estas razones, lo más recomendable, con el fin de preservar una amistad importante, es no hablar del tema, y mucho menos si uno de los equipos está pasando un mal momento en un campeonato. Después, no será necesario arrepentirse.
Cómo evitar el fanatismo deportivo
El fanatismo no conduce a nada, y en el ámbito deportivo, suele generar más trastornos que disfrute, pero pocas veces nos detenemos a pensarlo de ese modo. Si eres fanático de un club, presta atención a esta nota.

Los males del fanático deportivo:

El fanatismo o devoción obsesiva hacia una figura deportiva - normalmente un equipo -, es muy común hoy en día, y en muchas ocasiones llega a resultar hasta peligroso. Y no obstante, si nos paramos a pensarlo bien, no tiene mucho sentido defender a muerte a jugadores o personas que ganan cien veces más que tú y que, de hecho, ni te conocen.
Y si lo pensamos desde el lado de un club.
¿Qué sentido tiene relegar nuestro estado de ánimo a un simple resultado deportivo, o alegrarnos o entristecernos cuando no hubo mérito alguno de nuestra parte?
Parémonos a pensar mejor algunos casos y veamos de qué forma puedes evitar caer en el peligroso fanatismo deportivo.

¿Tu nivel de fanatismo te hace daño?

Puedes seguir a tu equipo de fútbol preferido porque te identificas con él, porque tiene mejores jugadores, porque te gusta su estilo, etc., y principalmente, porque te hace pasar buenos momentos de ocio admirando sus partidos. Pero, ¿realmente lo disfrutas o lo padeces?
También puede ocurrir que cuando tu equipo pierda te sientas mal, o que en lugar de disfrutar del espectáculo te la pases gritando, insultando y sufriendo hasta el último minuto.
Pero cuidado, que también hay un extremo aún mayor, y es ese típico fanático capaz de llegar a las manos para defender a "su" equipo, que después de perder le cuesta dormir bien, o que da prioridad absoluta a ver cualquier partido, incluso por encima de su salud o su familia.
Analiza hasta qué punto eso que  crees que  disfrutes realmente lo es, piensa si ese sentido de pertenencia te lleva a algún lado."
Si eres de los que siguen a un deportista o equipo y puedes hablar sobre ello sin alterarte, aceptas bromas, si no te cuesta conciliar el sueño cuando pierden, o si en definitiva, te lo tomas como un simple "hobby" más, no hay motivo para preocuparte: no eres fanático, pero nunca está de más reflexionar y pensar hasta qué punto disfrutas del juego.

Tomar conciencia sobre el fanatismo

La mayoría de personas que sufren fanatismo nunca se han detenido a pensar las ventajas y desventajas que ello les ofrece. Pero reflexiona por un momento: ¿qué ganas tú?. Buenos momentos de ocio, euforia, una subida de adrenalina, nada más.
En cambio, si estás obsesionado con un deporte, cada vez que tu equipo pierde es un calvario, hasta el punto de discutir acaloradamente con otras personas o impedirte descansar bien. Incluso tu familia puede verse resentida por tu desmesurada afición: riñas con la pareja, dejar de realizar actividades con los niños por atender a partidos, mal humor, etc. De hecho, cada año hay decenas de muertos por enfrentamientos entre aficionados, principalmente de fútbol, deporte que más fanatismos origina.
Cómo dejar el fanatismo deportivo

Muy bien, pero, ¿cómo hago para no pensar en el fanatismo?

Mentalízate, es lo único que puedes hacer. Apóyate de familiares y amigos, pregúntales a ver si también piensan que te tomas el deporte demasiado en serio, pídeles ayuda si así es, realiza otras actividades, evita discusiones absurdas, despeja tu mente, especialmente antes de un partido importante. Prueba a seguir otros deportes, aunque parezca contradictorio, si sigues más de una actividad te será más difícil centrarte en una sola, y por ende, no debería obsesionarte tanto.

Sé consciente, despierta, analiza hasta qué punto eso que crees un disfrute realmente lo es, piensa si ese sentido de pertenencia te lleva a algún lado, si te aporta beneficios para tu vida de forma directa. Reflexiona y deja de lado esa obsesión por ser esclavo de algo que escapa completamente de tus manos.


“El fanatismo es una pasión, llevada a la obsesión”

Pasión
La pasión (del verbo en latín, patior, que significa sufrir o sentir) es una emoción definida como un sentimiento muy fuerte hacia una persona, tema, idea u objeto. Así, pues, la pasión es una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por algo.
El término también se aplica a menudo a un vivo interés o admiración por una propuesta, causa, actividad, etc.
Se dice que a una persona le apasiona algo cuando establece una fuerte afinidad, a diferencia del amor que está más bien relacionado con el afecto y el apego.
En el sentido clásico, la pasión designa todos los fenómenos en los cuales la voluntad es pasiva, es decir, cuando un individuo es pasivo por oposición a los estados en los cuales él mismo es la causa; además, está en especial relacionado con los impulsos del cuerpo.
En cambio, en un sentido moderno, la pasión es una inclinación exclusiva hacia un objeto, un estado afectivo duradero y violento en el cual se produce un desequilibrio psicológico (el objeto de la pasión ocupa excesivamente el espíritu).
Las pasiones
Según Cuvillier, puede definirse la pasión diciendo que es una inclinación que, hipertrofiándose, se convierte poco a poco en el centro de la atracción de toda la vida afectiva e intelectual, y llega a ejercer en esta un predominio despótico rompiendo, en provecho suyo, el equilibrio psicológico del sujeto.
Pasiones bajas y pasiones nobles








Obsesión
Obsesión proviene del término latín obsessĭo que significa asedio (importunar a uno sin descanso). Se trata de una perturbación anímica producida por una idea fija, que con tenaz persistencia asalta la mente. La obsesión tiene múltiples facetas de expresión.
Este pensamiento, sentimiento o tendencia aparece en desacuerdo con el pensamiento consciente de la persona, pero persiste más allá de los esfuerzos por librarse de él.
Las personas que padecen este desorden son personas de mentalidad extremadamente rígida e intolerante, incapaces de la espontaneidad y muy dados a respetar normativas relacionadas con la organización.
Asimismo estas mismas personas no toleran a otra que no sea igual de obsesiva en su universo íntimo.
La obsesión amorosa es también una manifestación clínica de este trastorno, en el que un individuo concentra su atención y desarrolla sentimientos obsesivos en una persona idealizada. Los individuos que padecen este trastorno tienen por lo general una baja autoestima y se proyectan en el ser objeto de su amor intentando poseerlo.

Fanatismo

El fanatismo es una pasión exacerbada, desmedida y tenaz, particularmente hacia una causa religiosa o política, o hacia un pasatiempo.
Consta de una apasionada e incondicional adhesión a una causa, un entusiasmo desmedido y monomanía persistente hacia determinados temas, de modo obstinado, algunas veces indiscriminado y violento.
El fanatismo puede referirse a cualquier creencia afín a una persona o grupo. En casos extremos en los cuales el fanatismo supera la racionalidad, puede llegar a extremos peligrosos, como matar a seres humanos o encarcelarlos, y puede incluir como síntoma el deseo incondicional de imponer una creencia, considerada buena para el fanático o para un grupo de los mismos.

Pasión + Obsesión = Fanatismo

La pasión de una persona, una pasión noble se puede volver a una pasión baja, que puede ser “mala” y con el paso del tiempo se queda perturbando la mente del sujeto, en el cual no puede pensar en otra cosa, solo con su profunda pasión obsesionada.
La pasión es algo mas intimo de la persona algo “bueno”, esa pasión con el paso del tiempo se vuelve obsesión. No es una persona de mente abierta, trata de involucrar a otras personas a sus propias ideas, solo lo que piensa y siente su obsesión (perturba su mente).
Tratando de atraer e involucrar a  otros a sus propias ideas “correctas”; este sujeto es un fanático, un fanático a su propia idea, tratando de contaminar a otros y sigan su ideología. Sin importar las leyes, autoridad y respeto a los demás, solo complaciéndose a si mismo, aun sin importar la muerte de otros o su propia muerte.



DIAGNOSTICO Y MANIFESTACIONES

Más específicamente, puede referirse a un tipo de sensaciones angustiantes, como la de estar siendo perseguido por fuerzas incontrolables (manía persecutoria), o ser el elegido para una alta misión, como la de salvar al mundo (delirio de grandeza o grandiosidad, atribuido por algunos estudiosos a determinadas personalidades dictatoriales y gobiernos).
La paranoia se manifiesta igualmente en los delirios por celos, en el delirio erotomaníaco, el delirio somático, etc. Es un trastorno de tipo crónico, con mayor o menor virulencia ocasional, que se presenta mayormente en individuos de personalidad ególatra y desconfiada.
El significado del término ha cambiado con el tiempo, y por lo tanto diferentes psiquiatras pueden entender por él diferentes estados. El diagnóstico moderno más adecuado para la paranoia es el de trastorno delirante.
El psiquiatra español Enrique González Duro, en su libro La paranoia (1991), afirma que los factores desencadenantes de esta enfermedad se encuentran muy activos en individuos que presentan un acusado narcisismo y que se han visto expuestos a serias frustraciones, hallándose consecuentemente dotados de una baja autoestima. Esto provoca que se dispare en los mismos el mecanismo natural de Proyección, muy estudiado por la psicología, en virtud del cual tendemos a atribuir a otros aquellos impulsos, fantasías, frustraciones y tensiones que nos resultan inexplicables, inaceptables e insoportables en nosotros mismos. "El pensamiento paranoide —sigue González Duro— es rígido e incorregible: no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio, para convertirlo en convicción."
Muchas veces un paranoide enfatiza en evitar una acción, aunque la desea, con el pretexto de no causar conmoción: "Vi una rosa y quise olerla pero tuve miedo de dejarla sin aroma". Metafóricamente piensa que algo que le agrada en realidad le ocasionará daño.

¿QUE ES LA PARANOIA?
Paranoia, estado mental patológico en el que el paciente sufre delirios (percepciones y creencias sistemáticas y erróneas, desconectadas de la realidad y resistentes al cambio) de los cuales los más comunes y más conocidos son los de persecución y de grandeza. A finales del siglo XIX, Sigmund Freud definió la paranoia como un trastorno mental en el que el síntoma primordial es la extrema desconfianza hacia los demás; la personalidad paranoide llega a creer que los que le rodean quieren asesinarle. En la forma más grave, la psicosis conocida como esquizofrenia paranoide, el paciente puede tener alucinaciones en las que personajes históricos, mitológicos o religiosos se le aparecen y le transmiten mensajes, alucinaciones obviamente conectadas con los delirios de grandeza del paciente.

Un trastorno de la personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y comporta malestar o perjuicios para el sujeto.
Estos trastornos se dan en el fanático (SEGUIDOR):
1. El trastorno paranoide de la personalidad es un patrón de desconfianza y suspicacia que hace que se interpreten maliciosamente las intenciones de los demás. (Grupo A)
2. El trastorno esquizoide de la personalidad es un patrón de desconexión de las relaciones sociales y de restricción de la expresión emocional. (Grupo A)
3. El trastorno esquizotípico de la personalidad es un patrón de malestar intenso en las relaciones personales, distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del comportamiento (Grupo A).
4. El trastorno de la personalidad por dependencia es un patrón de comportamiento sumiso y pegajoso relacionado con una excesiva necesidad de ser cuidado. (grupo C)
Estos trastornos se dan en la persona LIDER del fanático:
El trastorno histriónico de la personalidad es un patrón de emotividad excesiva y demanda de atención. (grupo B)
El trastorno narcisista de la personalidad es un patrón de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía. (Grupo C)
Trastornos de la personalidad
Estos trastornos suelen parecer dramáticos, emotivos o inestables. El grupo C incluye los trastornos por evitación, por dependencia y obsesivo-compulsivo de la personalidad. Los sujetos con es- tos trastornos suelen parecer ansiosos o temerosos. Hay que señalar que este sistema de agrupamiento, si bien es útil a efectos de investigación o docencia, tiene importantes limitaciones y no ha sido validado de forma consistente. Además, es frecuente que los individuos presenten al mismo tiempo varios trastornos de la personalidad pertenecientes a grupos distintos.
Características diagnósticas
Los rasgos de personalidad con patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo que se ponen de manifiesto en contextos sociales y personales. Los rasgos de personalidad sólo constituyen trastornos de la personalidad cuando son inflexibles y desadaptativos y cuando causan un deterioro funcional significativo o un malestar subjetivo. La característica principal de un trastorno de la personalidad es un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto y que se manifiesta en al menos dos de las siguientes áreas: cognoscitiva, afectiva, de la actividad interpersonal o del control de los impulsos (Criterio A). Este patrón persistente e inflexible y se extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales (Criterio B) y provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras en áreas importantes de la actividad del individuo (Criterio C). El patrón es estable y de larga duración y se puede descubrir que su inicio se remonta al menos en la adolescencia o al principio de la edad adulta (Criterio D). El patrón no es atribuible a una manifestación o una consecuencia de otro trastorno mental (Criterio E) y no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, una medicación o la exposición a un tóxico) ni a una enfermedad médica (p. ej., traumatismo craneal) (Criterio F). También se proporcionan criterios diagnósticos específicos para cada uno de los trastornos de la personalidad incluidos en esta sección. Los ítems en cada grupo de criterios para cada uno de los trastornos de la personalidad específicos son enumerados en orden de importancia diagnóstica decreciente según los datos relevantes sobre eficiencia diagnóstica (cuando existen). El diagnóstico de los trastornos de la personalidad requiere una evaluación de los patrones de actividad del sujeto a largo plazo, y las características particulares de la personalidad han de estar presentes desde el principio de la edad adulta. Los rasgos de personalidad que definen estos trastornos también tienen que diferenciarse de las características que surgen como respuesta a estresantes situacionales específicos o a estados mentales más transitorios (p. ej., trastornos del estado de ánimo o de ansiedad, intoxicación por sustancias). El clínico tiene que valorar la estabilidad de los rasgos de personalidad a lo largo del tiempo y en situaciones diferentes. La evaluación también puede verse complicada por el hecho de que las características que definen un trastorno de la personalidad en ocasiones no son consideradas problemáticas por el sujeto (p. ej., los rasgos son a menudo considerados egosintónicos). Para ayudar a salvar esta dificultad, es útil la información aportada por otros observadores.
Procedimiento de tipificación
Los trastornos de la personalidad se codifican en el Eje II. Cuando (como suele ocurrir) el patrón de comportamiento de un individuo cumple los criterios para más de un trastorno de la personalidad, el clínico debe hacer constar todos los diagnósticos de los trastornos de la personalidad pertinentes por orden de importancia. Cuando un trastorno del Eje I no es el diagnóstico principal o el motivo de consulta, se insta al clínico a que indique qué trastorno de la personalidad es el diagnóstico principal o el motivo de consulta, anotando entre paréntesis «diagnóstico principal» o «motivo de consulta».
 En la mayoría de los casos el diagnóstico principal o el motivo de consulta también es el objeto principal de atención o de tratamiento. El trastorno de la personalidad no especificado es el diagnóstico apropiado para los cuadros «mixtos», en los que no se cumplen los criterios para un trastorno de la personalidad en concreto, pero donde hay características de varios trastornos de la personalidad que comportan un deterioro clínicamente significativo. Los rasgos de personalidad desadaptativos específicos que no traspasan el umbral para algún trastorno de la personalidad también pueden anotarse en el Eje II. En estos casos no se debe utilizar un código específico; por ejemplo, el clínico puede registrar «Eje II: Z03.2 Sin diagnóstico en el Eje II, rasgos histriónicos de personalidad [V71.09]». El empleo de mecanismos de defensa concretos también se puede indicar en el Eje II. Por ejemplo, un clínico puede registrar «Eje II: F60.7 Trastorno de la personalidad por dependencia; utilización frecuente de la negación [301.6]». El glosario de definiciones para los mecanismos de defensa específicos y la escala de mecanismos de defensa se exponen en el apéndice B (v. pág. 767). Cuando un sujeto tiene un trastorno crónico del Eje I (p. ej., esquizofrenia) que fue precedido por un trastorno de la personalidad (p. ej., esquizotípico, esquizoide, paranoide), el trastorno de la personalidad tiene que registrarse en el Eje II, seguido entre paréntesis de «premórbido». Por ejemplo, Eje I: F20.08 Esquizofrenia, tipo paranoide [295.30]; Eje II: F60.1 Trastorno esquizoide de la personalidad (premórbido) [301.20].
Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo
La valoración de la personalidad debe tener en cuenta los antecedentes étnicos, culturales y sociales del sujeto. Los trastornos de la personalidad no se deben confundir con problemas asocia- dos a la adaptación a una cultura diferente que se da tras la inmigración o con la expresión de hábitos, costumbres o valores religiosos o políticos propios de la cultura de origen del sujeto. En especial si se evalúa a alguien de una cultura diferente, resulta útil para el clínico obtener información de gente que conozca el entorno cultural del sujeto. Las categorías de los trastornos de la personalidad pueden ser aplicables a niños o adolescentes en los casos relativamente raros en los que los rasgos de personalidad desadaptativos particulares del individuo parezcan ser tendentes a extenderse, a persistir y a no limitarse a una etapa particular del desarrollo o a un episodio de trastornos del Eje I. Habría que reconocer los rasgos de un trastorno de la personalidad que aparecen en la niñez y que a menudo no persisten de la misma forma en la edad adulta. Para diagnosticar un trastorno de la personalidad en un sujeto de menos de 18 años, las características deben haber estado presentes durante al menos 1 año. (v. pág. 662). Aunque, por definición, un trastorno de la personalidad requiere un inicio que no sea posterior al principio de la edad adulta, puede suceder que los sujetos no sean objeto de atención clínica hasta una edad más avanzada. Un trastorno de la personalidad puede exacerbarse tras la pérdida de personas que proporcionaban un apoyo significativo (p. ej., la esposa) o de situaciones sociales previas estabilizadoras (p. ej., el trabajo). Sin embargo, la aparición de un cambio de la personalidad en la edad media de la vida exige una evaluación completa para establecer la posible presencia de cambios de la personalidad debidos a una enfermedad médica o a un trastorno relacionado con sustancias. Algunos trastornos de la personalidad (p. ej., el trastorno antisocial de la personalidad) se diagnostican más frecuentemente en varones. Otros (p. ej., los trastornos límite, histriónico y por dependencia) se diagnostican con más frecuencia en mujeres. Aunque estas diferencias en la prevalencia reflejan probablemente diferencias sexuales reales, cuando se den estos patrones los clínicos han de procurar no sobrediagnosticar o infradiagnosticar ciertos tipos de trastornos de la personalidad en mujeres o en varones como consecuencia de estereotipos sociales acerca de los papeles y comportamientos típicos de cada sexo.
Curso
Las características de un trastorno de la personalidad suelen hacerse reconocibles durante la adolescencia o al principio de la edad adulta. Por definición, un trastorno de la personalidad es un patrón persistente de formas de pensar, sentir y comportarse que es relativamente estable a lo largo del tiempo. Algunos tipos de trastornos de la personalidad (especialmente los trastornos antisocial y lí- mite de la personalidad) tienden a atenuarse o a remitir con la edad, lo que no parece ser el caso en algunos otros tipos (p. ej., trastornos obsesivo-compulsivo y esquizotípico de la personalidad).
Diagnóstico diferencial
Muchos de los criterios específicos para los trastornos de la personalidad describen características (p. ej., suspicacia, dependencia, insensibilidad) que también son típicas de los episodios de los trastornos mentales del Eje I. Sólo se debe diagnosticar un trastorno de la personalidad cuando las características definitorias aparezcan antes del comienzo de la edad adulta, sean típicas del funcionamiento a largo plazo del sujeto y no aparezcan exclusivamente durante un episodio de un trastorno del Eje I. Puede ser especialmente difícil (y no demasiado útil) diferenciar los trastornos de la personalidad de los trastornos del Eje I (p. ej., el trastorno distímico) que tienen un inicio temprano y un curso crónico y relativamente estable. Algunos trastornos de la personalidad tienen relación con el «espectro» de alguna enfermedad del Eje I (p. ej., el trastorno esquizotípico de la personalidad con la esquizofrenia; el trastorno de la personalidad por evitación con la fobia social) basándose en las similitudes fenomenológicas o biológicas o en la incidencia familiar. Para los tres trastornos de la personalidad que pueden estar relacionados con los trastornos psicóticos (p. ej., paranoide, esquizoide y esquizotípico), hay un criterio de exclusión que señala que el patrón de comportamiento no debe haber aparecido exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico. Cuando un sujeto tiene un trastorno psicótico crónico del Eje I (p. ej., esquizofrenia) que fue pre- cedido por un trastorno de la personalidad, también se debe registrar el trastorno de la personalidad en el Eje II, seguido entre paréntesis por «premórbido». El clínico tiene que ser prudente en el diagnóstico de trastornos de la personalidad durante un episodio de un trastorno del estado de ánimo o un trastorno de ansiedad, porque estos estados pueden tener características sintomáticas transversales que se asemejen a los rasgos de personalidad y pueden hacer más difícil evaluar retrospectivamente los patrones de funcionamiento del sujeto a largo plazo. Cuando los cambios de personalidad surgen y persisten después de que el sujeto haya estado expuesto a un estrés extremo, hay que tomar en consideración el diagnóstico de un trastorno por estrés postraumático (v. pág. 434). Cuando una persona tiene un trastorno relacionado con sustancias, es importante que no se realice un diagnóstico de trastorno de la personalidad que se base únicamente en comportamientos que son consecuencia de la intoxicación por o la abstinencia de la sustancia, o que estén asociadas a las actividades destinadas a mantener la dependencia (p. ej., el comportamiento antisocial). Cuando los cambios persistentes de la personalidad aparecen como resultado de los efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica (p. ej., un tumor cerebral), hay que tener en cuenta el diagnóstico de un cambio de personalidad debido a enfermedad médica (v. pág. 176). Los trastornos de la personalidad deben distinguirse de los rasgos de personalidad que no alcanzan el umbral para un trastorno de la personalidad. Los rasgos de personalidad sólo se
648 Trastornos de la personalidad
Se diagnostican como trastornos de la personalidad cuando son inflexibles, desadaptativos y persistentes, y ocasionan un deterioro funcional o un malestar subjetivo significativos.
Relación con los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10
Los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10 y los criterios generales del DSM- IV para los trastornos de la personalidad son iguales en líneas generales.
Modelos dimensionales para los trastornos de la personalidad
El enfoque diagnóstico utilizado en este manual representa la perspectiva categorial de que los trastornos de la personalidad representan síndromes clínicos cualitativamente distintos. Una alternativa al enfoque categorial es la perspectiva dimensional de que los trastornos de la personalidad representan variantes desadaptativas de los rasgos de personalidad que se imbrincan imperceptiblemente con la normalidad y entre ellos mismos. Ha habido muchos intentos diferentes.



■ Criterios diagnósticos generales para un trastorno de la personalidad
A. Un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto. Este patrón se mani- fiesta en dos (o más) de las áreas siguientes:
(1) Cognición (p. ej., formas de percibir e interpretarse a uno mismo, a los de- más y a los acontecimientos) (2) afectividad (p. ej., la gama, intensidad, labilidad y adecuación de la res- puesta emocional) (3) actividad interpersonal (4) control de los impulsos
B. Este patrón persistente es inflexible y se extiende a una amplia gama de situaciones personales y sociales.
C. Este patrón persistente provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
D. El patrón es estable y de larga duración, y su inicio se remonta al menos a la adolescencia o al principio de la edad adulta.
E. El patrón persistente no es atribuible a una manifestación o a una consecuencia de otro trastorno mental.
F. El patrón persistente no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) ni a una enfermedad médica (p. ej., traumatismo craneal).
de identificar las dimensiones fundamentales que subyacen a la totalidad del campo del funcionamiento normal y patológico de la personalidad. Un modelo consiste en las cinco dimensiones siguientes: neuroticismo, intraversión versus extraversión, rechazo o disponibilidad para experimentar, hostilidad versus amabilidad y escrupulosidad. Otro enfoque describe áreas más específicas de la disfunción de la personalidad, pudiendo incluir 15 a 40 dimensiones (p. ej., reactividad afectiva, aprensión social, distorsión cognoscitiva, impulsividad, insinceridad, egocentrismo). Otras dimensiones que han sido estudiadas comprenden búsqueda de novedades, dependencia de recompensas, evitación del peligro, dominancia, afiliación, compulsividad, persistencia, emocionalidad positiva versus negativa, búsqueda del placer versus evitación del daño, acomodación pasiva versus modificación activa y autocrecimiento versus dependencia. Los gru- pos de trastorno de la personalidad del DSM-IV (p. ej., raro-excéntrico, dramático-emocional y ansioso-temeroso) también pueden considerarse dimensiones que representan el espectro de dis- funciones de la personalidad en un continuum con los trastornos mentales del Eje I. Las relacio- nes de los diferentes modelos dimensionales con las categorías diagnósticas de los trastornos de la personalidad y con diversos aspectos de la disfunción de la personalidad siguen siendo activamente investigadas.
F60.0 Trastorno paranoide de la personalidad [301.0]
Características diagnósticas
La característica esencial del trastorno paranoide de la personalidad es un patrón de desconfianza y suspicacia general hacia los otros, de forma que las intenciones de éstos son interpreta- das como maliciosas. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y aparece en diversos con- textos. Los individuos con este trastorno dan por hecho que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a engañar, aunque no tengan pruebas alguna que apoye estas previsiones (Criterio A1). Con pocas o ninguna prueba, tienen base suficiente para sospechar que los de- más están urdiendo algún complot en su contra y que pueden ser atacados en cualquier momento, de repente y sin ninguna razón. Frecuentemente, sin que haya prueba objetiva de ello, sienten que han sido ofendidos profunda e irreversiblemente por otra persona o personas. Están preocupados por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de sus amigos y socios, cuyos actos son escrutados minuciosamente en busca de pruebas de intenciones hostiles (Criterio A2). Cualquier desviación que perciban en la fidelidad o la lealtad sirve como prueba a sus suposiciones. Cuando algún amigo o socio se muestra leal con ellos, están tan sorprendidos, que no pueden tener confianza o creer en él. Si se encuentran con problemas, piensan que lo que van a hacer sus amigos o socios es atacarles o ignorarles. Los sujetos con este trastorno son reacios a confiar o intimar con los demás, porque temen que la información que compartan sea utilizada en su contra (Criterio A3). Pueden negarse a contestar preguntas personales diciendo que esa información «no es asunto de los demás». En las observaciones o los hechos más inocentes vislumbran significados ocultos que son degradantes o amenazantes (Criterio A4). Por ejemplo, un sujeto con este trastorno puede malinterpretar un error legítimo de un dependiente de una tienda como un intento deliberado de no dar bien el cambio o puede ver una observación humorística de un compañero de trabajo como si fuera un ataque en toda regla.
Los halagos son frecuentemente malinterpretados (p. ej., un elogio de algo que acaban de comprar puede malinterpretarse como una crítica por ser egoísta; un halago por algún logro se malinterpreta como un intento de coartar una actuación mejor). Pueden ver una oferta de ayuda como una crítica en el sentido de que no lo están haciendo suficientemente bien ellos solos. Los individuos con este trastorno suelen albergar rencores y son incapaces de olvidar los insultos, injurias o desprecios de que creen haber sido objeto (Criterio A5). El menor desprecio provoca una gran hostilidad, que persiste durante mucho tiempo. Puesto que siempre están pendientes de las malas intenciones de los demás, sienten a menudo que su persona o su reputación han sido atacadas o que se les ha mostrado desconsideración de alguna otra manera. Contraatacan con rapidez y reaccionan con ira ante los ultrajes que perciben (Criterio A6). Los sujetos con este tras- torno pueden ser patológicamente celosos, sospechando a menudo que su cónyuge o su pareja les es infiel sin tener una justificación adecuada (Criterio A7). Pueden reunir «pruebas» triviales y circunstanciales para confirmar sus sospechas, quieren mantener un control total sobre las personas con las que tienen relaciones íntimas para evitar ser traicionados y constantemente pueden hacer preguntas y cuestionar los movimientos, los actos, las intenciones y la fidelidad del cónyuge o la pareja. No debe diagnosticarse el trastorno paranoide de la personalidad si el patrón de comporta- miento aparece exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico, o si es debido a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad neurológica (p. ej., epilepsia del lóbulo temporal) o de otro tipo (Criterio B).
Síntomas y trastornos asociados
Los sujetos con trastorno paranoide de la personalidad son personas con las que generalmente es difícil llevarse bien y suelen tener problemas en las relaciones personales. Su suspicacia y hostilidad excesivas pueden expresarse mediante las protestas directas, las quejas recurrentes o por un distanciamiento silencioso claramente hostil. Puesto que están excesivamente atentos a las posibles amenazas, pueden comportarse de una forma cautelosa, reservada o tortuosa y aparentan ser «fríos» y no tener sentimientos de compasión. Aunque a veces parecen objetivos, racionales y no emotivos, con mayor frecuencia muestran una gama afectiva lábil en la que predominan las expresiones de hostilidad, obstinación y sarcasmo. Su naturaleza combativa y suspicaz puede provocar en los demás una respuesta hostil, que, a su vez, sirve para confirmar al sujeto sus expectativas iniciales. Como los individuos con trastorno paranoide de la personalidad no confían en los demás, tienen una necesidad excesiva de ser autosuficientes y un fuerte sentido de autonomía. También necesitan contar con un alto grado de control sobre quienes les rodean. A menudo son rígidos, críticos con los demás e incapaces de colaborar, aunque tienen muchas dificultades para aceptar las críticas. Son capaces de culpar a los demás de sus propios errores. Debido a su rapidez para contraatacar en respuesta a las amenazas que perciben a su alrededor, pueden ser litigantes y frecuentemente se ven envueltos en pleitos legales. Los sujetos con este trastorno tratan de confirmar sus concepciones negativas preconcebidas respecto a la gente o las situaciones que les rodean atribuyendo malas intenciones a los demás que son proyecciones de sus propios miedos. Pueden mostrar fantasías de grandiosidad no realistas y escasamente disimuladas, suelen estar pendientes de los temas de poder y jerarquía y tienden a desarrollar estereotipos negativos de los otros, en especial de los grupos de población distintos del suyo propio. Se sienten atraídos por las formulaciones simplistas del mundo y frecuentemente recelan de las situaciones ambiguas. Pueden ser vistos como «fanáticos» y formar parte de grupos de «culto» fuertemente cohesionados, junto a otros que comparten su sistema de creencias paranoides.
Los individuos con este trastorno pueden experimentar episodios psicóticos muy breves (que duran minutos u horas) sobre todo en respuesta al estrés. En algunos casos el trastorno paranoide de la personalidad aparece como antecedente premórbido de un trastorno delirante o una esquizofrenia. Los sujetos con este trastorno pueden presentar un trastorno depresivo mayor y tener un mayor riesgo de presentar agorafobia y trastorno obsesivo-compulsivo. Es frecuente el abuso o la dependencia del alcohol o de otras sustancias. Los trastornos de la personalidad que con más frecuencia se presentan conjuntamente con el trastorno paranoide de la personalidad parecen ser el esquizotípico, el esquizoide, el narcisista, el trastorno por evitación y el límite.
Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo
Algunos comportamientos que están influidos por los contextos socioculturales o por determinadas circunstancias de la vida pueden ser calificados equivocadamente como paranoides e incluso pueden ser reforzados por el proceso de evaluación clínica. Los miembros de los grupos minoritarios, los inmigrantes, los refugiados políticos y económicos o los sujetos con diferentes antecedentes étnicos pueden mostrar comportamientos recelosos o defensivos debido al desconocimiento (p. ej., por las barreras lingüísticas o la ignorancia de las normas o las leyes) o a la percepción de desprecio o de indiferencia por parte de la sociedad mayoritaria. A su vez, estos comportamientos pueden generar ira y frustración en las personas que tratan con ellos, creándose así un círculo vicioso de desconfianza mutua, que no se debe confundir con el trastorno paranoide de la personalidad. Algunos grupos étnicos presentan también comportamientos relacionados con su cultura que pueden malinterpretarse como paranoides. El trastorno paranoide de la personalidad puede manifestarse por primera vez en la infancia o la adolescencia a través de actitudes y comportamientos solitarias, relaciones escasas con los compañeros, ansiedad social, bajo rendimiento escolar, hipersensibilidad, pensamiento y lengua- je peculiares y fantasías idiosincrásicas. Estos niños pueden parecer «raros» o «excéntricos» y atraer las burlas de los otros. En la población clínica parece que se diagnostica con más frecuencia en varones.
Prevalencia
Se ha señalado que la prevalencia del trastorno paranoide de la personalidad es del 0,5-2,5 % en la población general, del 10-20 % en los hospitales psiquiátricos y del 2-10 % en los pacientes psiquiátricos ambulatorios.


Patrón familiar
Existen algunos datos que apuntan hacia un aumento de la prevalencia del trastorno paranoide de la personalidad en los familiares de los probandos con esquizofrenia crónica y hacia una relación familiar específica con el trastorno delirante, tipo persecutorio.
Diagnóstico diferencial
El trastorno paranoide de la personalidad puede diferenciarse del trastorno delirante, tipo persecutorio, la esquizofrenia, tipo paranoide, y el trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos, porque todos estos trastornos están caracterizados por un período de síntomas psicóticos persistentes (p. ej., ideas delirantes y alucinaciones).
Para realizar un diagnóstico adicional de trastorno paranoide de la personalidad, el trastorno de la personalidad debe haberse manifestado antes de iniciarse los síntomas psicóticos y ha de persistir cuando los síntomas psicóticos estén en remisión. Cuando un individuo presenta un trastorno psicótico crónico en el Eje I (p. ej., esquizofrenia) que fue precedido por un trastorno paranoide de la personalidad, el tras- torno paranoide de la personalidad debe anotarse en el Eje II, seguido entre paréntesis por «pre- mórbido». El trastorno paranoide de la personalidad ha de distinguirse del cambio de la personalidad debido a una enfermedad médica, en el que los rasgos aparecen debido a los efectos directos de una enfermedad del sistema nervioso central. También ha de ser diferenciada de los síntomas que pueden aparecer asociados al consumo crónico de sustancias (p. ej., tras- torno relacionado con la cocaína no especificado). Finalmente, también se ha de distinguir de los rasgos paranoides asociados a la aparición de minusvalías físicas (p. ej., deterioro auditivo). Se puede confundir el trastorno paranoide de la personalidad con otros trastornos de la personalidad que tienen alguna característica en común. Por tanto, es importante diferenciar estos trastornos en base a las diferencias de sus síntomas característicos. Sin embargo, si un individuo tiene características de personalidad que cumplen los criterios para uno o más trastornos de la personalidad, además del trastorno paranoide de la personalidad, pueden diagnosticarse todos esos trastornos. El trastorno paranoide de la personalidad y el trastorno esquizotípico de la personalidad comparten los rasgos de suspicacia, distanciamiento interpersonal o ideación paranoide, pero el trastorno esquizotípico de la personalidad también incluye síntomas como pensamiento mágico, experiencias perceptivas poco habituales y rarezas del pensamiento y el lenguaje. Los sujetos cuyo comportamiento cumple los criterios para un trastorno esquizoide de la personalidad suelen ser percibidos como extraños, excéntricos, fríos y distan- tes, pero no suelen presentar una ideación paranoide importante. La tendencia de los sujetos con un trastorno paranoide de la personalidad a reaccionar con ira a pequeños estímulos se observa también en el trastorno límite de la personalidad y en el trastorno histriónico de la personalidad. Sin embargo, estos trastornos no están necesariamente asociados a una suspicacia generalizada. Las personas con trastorno de la personalidad por evitación pueden así- mismo ser remisas a confiar en los demás, si bien más por miedo a encontrarse agobiadas o a no saber qué hacer que por temor a las malas intenciones ajenas. Aunque el comportamiento antisocial se observa en algunos individuos con trastorno paranoide de la personalidad, no suele estar motivado por un deseo de provecho personal o de explotación de los demás, como en el trastorno antisocial de la personalidad, sino que más bien se debe a un deseo de vengan- za. A veces los sujetos con un trastorno narcisista de la personalidad muestran recelo, aislamiento social o alienación, pero ello es consecuencia de sus temores a que se descubran sus imperfecciones o defectos. Los rasgos paranoides pueden ser adaptativos, en especial en un entorno amenazante. El tras- torno paranoide de la personalidad sólo se debe diagnosticar cuando estos rasgos sean inflexibles, desadaptativos y persistentes, y cuando provoquen deterioro funcional significativo o malestar subjetivo.
Relación con los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10
Los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10 y los criterios del DSM-IV para el trastorno paranoide de la personalidad son diferentes, pero definen en líneas generales el mismo trastorno.
Trastornos de la personalidad del grupo A 653
F60.1 Trastorno esquizoide de la personalidad [301.20]
Características diagnósticas
La característica esencial del trastorno esquizoide de la personalidad es un patrón general de distanciamiento de las relaciones sociales y de restricción de la expresión emocional en el plano interpersonal. Este patrón comienza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos. Los sujetos con trastorno esquizoide de la personalidad no demuestran tener deseos de intimi- dad, parecen indiferentes a las oportunidades de establecer relaciones personales y no parece que les satisfaga demasiado formar parte de una familia o de un grupo social (Criterio A1). Prefieren emplear el tiempo en sí mismos, más que estar con otras personas. Suelen estar socialmente aislados o ser «solitarios» y casi siempre escogen actividades solitarias o aficiones que no requieran interacciones con otras personas (Criterio A2). Prefieren las tareas mecánicas o abstractas como los juegos de ordenador o matemáticos. Pueden mostrar un interés muy escaso en tener experiencias sexuales con otra persona (Criterio A3) y les gusta muy pocas o ninguna actividad.

■ Criterios para el diagnóstico de F60.0 Trastorno paranoide de la personalidad [301.0]
A. Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta, de forma que las intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas, que aparecen en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes puntos:
(1) sospecha, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a engañar (2) preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos y socios (3) reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la informa- ción que compartan vaya a ser utilizada en su contra (4) en las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son degradantes o amenazadores (5) alberga rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o desprecios (6) percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y está predispuesto a reaccionar con ira o a contraatacar (7) sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su pareja le es in- fiel
B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica.
Nota: Si se cumplen los criterios antes del inicio de una esquizofrenia, añadir «premórbido», por ejemplo, «trastorno paranoide de la personalidad (premórbido)».
A4). Suele haber una reducción de la sensación de placer a partir de experiencias sensoriales, corporales o interpersonales, como pasear por una playa tomando el sol o hacer el amor. Estos individuos no tienen amigos íntimos o personas de confianza, a excepción de algún familiar de primer grado (Criterio A5). Los sujetos con trastorno esquizoide de la personalidad suelen parecer indiferentes a la aprobación o la crítica de los demás y no muestran preocupación alguna por lo que los demás puedan pensar de ellos (Criterio A6). Pueden abstraerse de las sutilezas normales en la interacción social y a menudo no responden adecuadamente a las normas sociales, de forma que parecen socialmente ineptos o superficiales y enfrascados en sí mismos. Habitualmente, muestran un aspecto «blando» sin reactividad emocional observable y con pocos gestos o expresiones faciales de reciprocidad, como sonrisas o cabeceo (Criterio A7). Refieren que rara vez experimentan emociones fuertes como ira o alegría. Frecuentemente manifiestan una afectividad restringida y se muestran fríos y distantes. Sin embargo, en las raras ocasiones en que estos individuos se sienten, aunque sea temporalmente, cómodos hablando de sí mismos, puede reconocer que tienen sentimientos desagradables, en especial en lo que se relaciona con las interacciones sociales. El trastorno esquizoide de la personalidad no debe diagnosticarse si el patrón de comportamiento aparece exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos, otro trastorno psicótico o un trastorno generalizado del desarrollo, o si es debido a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad neurológica o de otro tipo (p. ej., epilepsia del lóbulo temporal) (Criterio B).
Síntomas y trastornos asociados
Los sujetos con trastorno esquizoide de la personalidad pueden tener dificultades especiales para expresar la ira, incluso en respuesta a la provocación directa, lo que contribuye a la impresión de que no tienen emociones. A veces, sus vidas parecen no ir a ninguna parte y dejan sus ob- jetivos a merced del azar. Estos individuos suelen reaccionar pasivamente ante las circunstancias adversas y tienen dificultades en responder adecuadamente a los acontecimientos vitales importantes. Debido a su falta de habilidades sociales y a la falta de deseo de experiencias sexuales, los sujetos con este trastorno tienen pocas amistades, es poco frecuente que salgan con alguien y no suelen casarse. La actividad laboral puede estar deteriorada, sobre todo si se requiere una implicación interpersonal, aunque los sujetos con este trastorno pueden desenvolverse bien cuando trabajan en condiciones de aislamiento social. Los individuos con este trastorno pueden experimentar episodios psicóticos muy breves (que duran minutos u horas), especialmente, en respuesta al estrés. En algunos casos el trastorno esquizoide de la personalidad puede aparecer como el ante- cedente premórbido del trastorno delirante o la esquizofrenia. Algunas veces, los sujetos con este trastorno presentan un trastorno depresivo mayor. El trastorno esquizoide de la personalidad se observa con más frecuencia simultáneamente con los trastornos de la personalidad, esquizotípico, paranoide y por evitación.
Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo
Sujetos de varios tipos de entornos culturales pueden mostrar comportamientos defensivos y estilos interpersonales que pueden ser calificados erróneamente como esquizoides. Por ejemplo, las personas que han cambiado de un entorno rural a uno urbano pueden reaccionar con un «enfriamiento emocional» que puede durar varios meses y manifestarse por actividades solitarias, afectividad restringida y otros déficit en la comunicación. Los inmigrantes de otros países son vis- tos a veces erróneamente como fríos, hostiles o indiferentes.
El trastorno esquizoide de la personalidad puede hacerse patente por primera vez en la infancia o la adolescencia a través de actitudes y comportamientos solitarios, pobres relaciones con los compañeros y bajo rendimiento escolar, lo que señala como diferentes a estos niños o adolescentes y les hace sujetos de burlas. El trastorno esquizoide de la personalidad se diagnostica un poco más frecuentemente y puede causar más incapacidad en los varones.
Prevalencia
El trastorno esquizoide de la personalidad es poco frecuente en el entorno clínico.
Patrón familiar
El trastorno esquizoide de la personalidad puede ser más prevalente en los familiares de los sujetos con esquizofrenia o con trastorno esquizotípico de la personalidad.
Diagnóstico diferencial
El trastorno esquizoide de la personalidad puede diferenciarse del trastorno delirante, la esquizofrenia y el trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos por el hecho de caracterizarse por un período de síntomas psicóticos persistentes (p. ej., ideas delirantes y alucinaciones). Para realizar un diagnóstico adicional de trastorno esquizoide de la personalidad, el trastorno de la personalidad debe haberse manifestado desde antes de iniciarse los síntomas psicóticos y debe persistir cuando los síntomas psicóticos estén en remisión. Cuando un individuo presenta un trastorno psicótico crónico en el Eje I (p. ej., esquizofrenia) que fue precedido por un trastorno esquizoide de la personalidad, el trastorno esquizoide de la personalidad debe registrarse en el Eje II, seguido entre paréntesis por «premórbido». Puede haber grandes dificultades para distinguir a los sujetos con trastorno esquizoide de la personalidad de quienes presentan formas leves de trastorno autista y trastorno de Asperger. Las formas leves del trastorno autista y del trastorno de Asperger se distinguen por un deterioro más grave de la interacción social y por comportamientos e intereses estereotipados. El trastorno esquizoide de la personalidad ha de distinguirse de un cambio de la personalidad debido a enfermedad médica, en el que los rasgos aparecen debidos a los efectos directos de una enfermedad del sistema nervioso central. También ha de ser diferenciado de los síntomas que pueden desarrollarse asociados al consumo crónico de sustancias (p. ej., trastorno relacionado con la cocaína no especificado). Se puede confundir el trastorno esquizoide de la personalidad con otros trastornos de la personalidad que tienen algunas características en común. Por tanto, es importante diferenciar estos tras- tornos en base a las diferencias en sus rasgos característicos. Sin embargo, si un individuo tiene características de personalidad que cumplen los criterios para uno o más trastornos de la personalidad además del trastorno esquizoide de la personalidad, pueden diagnosticarse todos esos trastornos. Aunque las características de aislamiento social y afectividad restringida son comunes a los trastornos de la personalidad esquizoide, esquizotípico y paranoide, el trastorno esquizoide de la personalidad puede diferenciarse del trastorno esquizotípico de la personalidad por la falta de distorsiones perceptivas y del trastorno paranoide de la personalidad por la falta de suspicacia e ideación paranoide. El aislamiento social del trastorno esquizoide de la personalidad puede diferenciarse del que se observa en el trastorno de la personalidad por evitación, que es debido al temor a encontrarse agobiado o a no saber qué hacer y a la anticipación excesiva de rechazo. Por el contrario, las personas con trastorno esquizoide de la personalidad tienen un mayor distanciamiento y un deseo muy limitado de familiarizarse con los demás. Los sujetos con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad también pueden mostrar un distanciamiento social que surge de la devoción al trabajo y del malestar con las emociones, pero poseen una capacidad interna para relacionarse. Los individuos «solitarios» pueden mostrar rasgos de personalidad que pueden considerarse esquizoides. Sólo constituyen un trastorno esquizoide de la personalidad cuando estos rasgos son inflexibles y desadaptativos y provocan un deterioro funcional o un malestar subjetivo.
Relación con los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10
Los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10 y los criterios del DSM-IV para el trastorno esquizoide de la personalidad son diferentes, pero definen en líneas generales el mismo trastorno.
F21 Trastorno esquizotípico de la personalidad [301.22]
Características diagnósticas
La característica esencial del trastorno esquizotípico de la personalidad es un patrón general de déficit sociales e interpersonales caracterizados por un malestar agudo y una capacidad reducida para
■ Criterios para el diagnóstico de F60.1 Trastorno esquizoide de la personalidad [301.20]
A. Un patrón general de distanciamiento de las relaciones sociales y de restricción de la expresión emocional en el plano interpersonal, que comienza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes puntos:
(1) ni desea ni disfruta de las relaciones personales, incluido el formar parte de una familia (2) escoge casi siempre actividades solitarias (3) tiene escaso o ningún interés en tener experiencias sexuales con otra persona (4) disfruta con pocas o ninguna actividad (5) no tiene amigos íntimos o personas de confianza, aparte de los familiares de primer grado (6) se muestra indiferente a los halagos o las críticas de los demás (7) muestra frialdad emocional, distanciamiento o aplanamiento de la afectividad
B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica.
Nota: Si se cumplen los criterios antes del inicio de una esquizofrenia, añadir «premórbido», por ejemplo, «trastorno esquizoide de la personalidad (premórbido)».
Las relaciones personales, así como por distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del comportamiento. Este patrón comienza al inicio de la edad adulta y se observa en diversos contextos. Los individuos con trastorno esquizotípico de la personalidad suelen tener ideas de referencia (p. ej., interpretaciones incorrectas de incidentes casuales y acontecimientos externos como poseedores de un significado especial e inhabitual específico para esa persona) (Criterio A1). Esto debe diferenciarse de las ideas delirantes de referencia en las que las creencias son mantenidas con una convicción delirante. Estos sujetos pueden ser supersticiosos o estar preocupados por fenómenos paranormales ajenos a las normas de su propia subcultura (Criterio A2). Pueden sentir que tienen poderes especiales para notar los hechos antes de que sucedan o para leer los pensamientos de los demás. Pueden creer que tienen un control mágico sobre los demás, que puede ser utilizado di- rectamente (p. ej., creer que el que la esposa saque el perro a pasear es el resultado directo de que uno pensase que debía hacerlo una hora antes) o indirectamente a través de realizar rituales mágicos (p. ej., pasar tres veces por encima de un determinado objeto para evitar que ocurra alguna desgracia). Pueden presentarse alteraciones perceptivas (p. ej., sentir que otra persona está presente u oír una voz murmurar su nombre) (Criterio A3). Su lenguaje puede incluir frases o construcciones raras o idiosincrásicas. Frecuentemente es indefinido, disgresivo o vago, pero sin un verdadero descarrilamiento o incoherencia (Criterio A4). Las respuestas pueden ser demasiado concretas o demasiado abstractas y las palabras y los conceptos se aplican algunas veces de for- mas poco habituales (p. ej., la persona puede decir que no es «hablable» en el trabajo). Los individuos con este trastorno suelen ser recelosos y pueden presentar ideación paranoide (p. ej., creer que sus colegas en el trabajo están tratando de manchar su reputación ante su jefe) (Criterio A5). Frecuentemente, no son capaces de hacer servir todo el abanico de afectos y habilidades interpersonales necesarias para relacionarse adecuadamente y, por tanto, suelen interactuar con los demás de una manera inapropiada, inflexible o constreñida (Criterio A6). Estos sujetos son considerados frecuentemente raros o excéntricos a causa de sus manierismos poco corrientes, una forma tosca de vestir que «no se lleva» y una falta de atención a las convenciones sociales habituales (p. ej., la persona puede evitar el contacto visual, vestir ropas teñidas y mal hechas y ser incapaz de participar en las bromas con los compañeros del trabajo) (Criterio A7). Los sujetos con trastorno esquizotípico de la personalidad interpretan como problemáticas las relaciones interpersonales y no se encuentran cómodos relacionándose con otras personas. Aunque pueden expresar infelicidad debido a la falta de relaciones, su comportamiento sugiere una falta de deseos de contactos íntimos. Como resultado, acostumbran a tener pocos o ningún amigo íntimo o persona de confianza aparte de los familiares de primer grado (Criterio A8). Se sienten ansiosos en situaciones sociales, especialmente en las que implican a gente desconocida (Criterio A9). Interactúan con otros cuando tienen que hacerlo, pero prefieren encerrarse en sí mismos, porque sienten que ellos son diferentes de los demás y no «encajan». Su ansiedad social no disminuye fácilmente, incluso cuando pasan más tiempo en un lugar o cuando se familiarizan más con los demás, porque su ansiedad tiende a estar asociada con un recelo de las intenciones ajenas. Por ejemplo, al acudir a una cena de amigos, el sujeto con trastorno esquizotípico de la personalidad no se va relajando a medida que pasa el tiempo, sino que más bien se encuentra cada vez más tenso y suspicaz. El trastorno esquizotípico de la personalidad no debe diagnosticarse si el patrón de comportamiento aparece sólo en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos, otro trastorno psicótico o un trastorno generalizado del desarrollo (Criterio B).
Síntomas y trastornos asociados
Los individuos con trastorno esquizotípico de la personalidad suelen buscar tratamiento para los síntomas asociados de ansiedad, depresión u otros estados de ánimo disfóricos, más que para las características del trastorno de la personalidad per se. Los sujetos con este trastorno de la personalidad pueden experimentar episodios psicóticos transitorios (que duran minutos u horas), especialmente en respuesta al estrés, aunque en general son de una duración insuficiente para merecer el diagnóstico adicional de un trastorno psicótico breve o un trastorno esquizofreniforme. En algunos casos se presentan síntomas psicóticos significativos que cumplen los criterios para un trastorno psicótico breve, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante o una esquizofrenia.
Más de la mitad tienen historia de al menos un episodio depresivo mayor. Entre el 30 y el 50 % de las personas diagnosticadas de este trastorno reciben un diagnóstico concurrente de trastorno depresivo mayor cuando son admitidos en un centro clínico. El trastorno esquizotípico de la personalidad se presenta con más frecuencia simultáneamente con los trastornos de la personali- dad esquizoide, paranoide, por evitación y límite.
Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo
Las distorsiones cognoscitivas y perceptivas han de ser evaluadas en el contexto del medio cultural de cada sujeto. Las características determinadas culturalmente, en especial las referidas a las creencias y rituales religiosos, pueden ser vistas como esquizotípicas por un profano desinfor- mado (p. ej., budú, hablar otras lenguas, la vida después de la muerte, chamanismo, leer la men- te, sexto sentido, ojo del diablo y creencias mágicas relacionadas con la salud y la enfermedad). El trastorno esquizotípico de la personalidad puede hacerse patente por primera vez en la infan- cia o la adolescencia a través de actividades y comportamientos solitarios, una pobre relación con los compañeros, ansiedad social, bajo rendimiento escolar, hipersensibilidad, pensamiento y lenguaje peculiares y fantasías extrañas. Estos niños pueden parecer «raros» o «excéntricos» y atraer las burlas. El trastorno esquizotípico de la personalidad es un poco más frecuente en los varones.
Prevalencia
Se ha descrito que el trastorno esquizotípico de la personalidad se observa aproximadamente en el 3 % de la población general.
Curso
El trastorno esquizotípico de la personalidad tiene un curso relativamente estable y únicamente un pequeño número de sujetos desarrollan una esquizofrenia u otro trastorno psicótico.
Patrón familiar
El trastorno esquizotípico de la personalidad es de incidencia familiar y más prevalente en los familiares de primer grado de los individuos con esquizofrenia que en la población general. También puede haber un ligero aumento de esquizofrenia y otros trastornos psicóticos en los familiares de los probandos con trastorno esquizotípico de la personalidad.
Diagnóstico diferencial
El trastorno esquizotípico de la personalidad puede diferenciarse del trastorno delirante, la esquizofrenia y el trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos porque todos estos trastornos están caracterizados por un período de síntomas psicóticos persistentes (p. ej., ideas delirantes y alucinaciones). Para realizar un diagnóstico adicional de trastorno esquizotípico de la personalidad, el trastorno de la personalidad debe haberse manifestado desde antes de iniciarse los síntomas psicóticos y ha de persistir cuando los síntomas psicóticos estén en remisión. Cuando un sujeto presenta un trastorno psicótico crónico en el Eje I (p. ej., esquizofrenia) que fue precedido por un trastorno esquizotípico de la personalidad, el trastorno esquizotípico de la personalidad debe anotarse en el Eje II, seguido entre paréntesis de «premórbido». Puede haber grandes dificultades para distinguir a los niños con trastorno esquizotípico de la personalidad del grupo heterogéneo de los niños solitarios y raros cuyo comportamiento está mar- cado por un acusado aislamiento social, excentricidades o peculiaridades en el lenguaje, y cuyos diagnósticos probablemente incluirían las formas leves de trastorno autista, trastorno de Asperger y de trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo. Los trastornos de la comunicación pueden ser diferenciados por la predominancia y gravedad del trastorno del lenguaje acompañados por los esfuerzos compensatorios que realiza el niño para comunicarse de otras maneras (p. ej., mediante gestos) y por los rasgos característicos del deterioro del lenguaje que se detectan en una evaluación especializada del lenguaje. Las formas leves del trastorno autista y del trastorno de Asperger se distinguen por la falta aún mayor de contacto social y de reciprocidad emocional y por los comportamientos e intereses estereotipados. El trastorno esquizotípico de la personalidad ha de distinguirse del cambio de la personalidad debido a enfermedad médica, en el que los rasgos surgen debido a los efectos directos de una enfermedad del sistema nervioso central. También ha de ser diferenciado de los síntomas que pueden presentarse asociados al consumo crónico de sustancias (p. ej., trastorno relacionado con la cocaína no especificado). Se puede confundir el trastorno esquizotípico de la personalidad con otros trastornos de la personalidad que tienen algunas características en común. Por tanto, es importante diferenciar estos trastornos en base a las diferencias en sus rasgos característicos. Sin embargo, si un sujeto tiene características de personalidad que cumplen los criterios para uno o más trastornos de la personalidad además del trastorno esquizotípico de la personalidad, pueden diagnosticarse todos esos trastornos. Aunque los trastornos paranoide y esquizoide de la personalidad también pueden caracterizarse por el distanciamiento social y la efectividad restringida, el trastorno esquizotípico de la personalidad se diferencia de estos dos diagnósticos por la presencia de distorsiones cognoscitivas o perceptivas y por una acusada excentricidad o rarezas. Las relaciones personales es- tán limitadas tanto en el trastorno esquizotípico de la personalidad como en el trastorno de la personalidad por evitación; sin embargo, en el trastorno de la personalidad por evitación el de- seo activo de relacionarse es reprimido por el temor al rechazo, mientras que en el trastorno esquizotípico de la personalidad hay una falta de deseo de relacionarse y un distanciamiento persistente. Los sujetos con trastorno narcisista de la personalidad también pueden mostrar suspicacia, aislamiento social o alienación, pero en el trastorno narcisista de la personalidad estas cualidades derivan principalmente de los temores a que se descubran las imperfecciones o los defectos. Los individuos con trastorno límite de la personalidad también pueden presentar transitoriamente síntomas similares a los psicóticos, pero éstos están en general más estrechamente re- lacionados con los cambios afectivos en respuesta al estrés (p. ej., ira intensa, ansiedad o contrariedad) y habitualmente están más disociados (p. ej., desrealización o despersonalización). Por el contrario, los sujetos con trastorno esquizotípico de la personalidad son más propensos a tener síntomas parecidos a los psicóticos permanentes y que pueden empeorar bajo el estrés, pero con menor probabilidad de que se asocien a síntomas afectivos acusados. Aunque el aislamiento social se puede dar en el trastorno límite de la personalidad, normalmente esto es secundario a los fracasos interpersonales repetidos debidos a los arranques de ira y a los cambios frecuentes del humor, más que al resultado de una falta persitente de contactos sociales y de deseos de intimidad. Además, los sujetos con trastorno esquizotípico de la personalidad no suelen presentar los comportamientos impulsivos o manipulativos de los sujetos con un trastorno límite de la personalidad. Sin embargo, hay una alta frecuencia de simultaneidad entre los dos trastornos, de forma que no siempre es factible hacer la distinción. Las características esquizotípicas durante la adolescencia pueden ser reflejo de una tormenta emocional transitoria, más que un trastorno de la personalidad permanente.
Relación con los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10
Los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10 y los criterios del DSM-IV para el trastorno esquizotípico de la personalidad son diferentes, pero definen en líneas generales el mis- mo trastorno. La CIE-10 no considera esta alteración como un verdadero trastorno de la personalidad y la incluye en la sección donde figuran la esquizofrenia, el trastorno esquizotípico y el tras- torno delirante.
■ Criterios para el diagnóstico de F21 Trastorno esquizotípico de la personalidad [301.22]
A. Un patrón general de déficit sociales e interpersonales asociados a malestar agudo y una capacidad reducida para las relaciones personales, así como distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del comportamiento, que comienzan al principio de la edad adulta y se dan en diversos contextos, como lo indi- can cinco (o más) de los siguientes puntos:
(1) ideas de referencia (excluidas las ideas delirantes de referencia) (2) creencias raras o pensamiento mágico que influye en el comportamiento y no es consistente con las normas subculturales (p. ej., superstición, creer en la clarividencia, telepatía o «sexto sentido»; en niños y adolescentes, fantasías o preocupaciones extrañas) (3) experiencias perceptivas inhabituales, incluidas las ilusiones corporales (4) pensamiento y lenguaje raros (p. ej., vago, circunstancial, metafórico, sobreelaborado o estereotipado) (5) suspicacia o ideación paranoide (6) afectividad inapropiada o restringida (7) comportamiento o apariencia rara, excéntrica o peculiar (8) falta de amigos íntimos o desconfianza aparte de los familiares de primer grado (9) ansiedad social excesiva que no disminuye con la familiarización y que tiende a asociarse con los temores paranoides más que con juicios negativos sobre uno mismo
B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico o de un trastorno generalizado del desarrollo.
Nota: Si se cumplen los criterios antes del inicio de una esquizofrenia, añadir «premórbido», por ejemplo, «Trastorno esquizotípico de la personalidad (premórbido)». F60.7 Trastorno de la personalidad por dependencia [301.6]
TRASTORNO DE LA PERSONALIDAD POR DEPENDENCIA
Características diagnósticas
La característica esencial del trastorno de la personalidad por dependencia es una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión y adhesión y temores de separación. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y se da en di- versos contextos. Los comportamientos dependientes y sumisos están destinados a provocar atenciones y surgen de una percepción de uno mismo como incapaz de funcionar adecuadamente sin la ayuda de los demás. Los sujetos con trastorno de la personalidad por dependencia tienen grandes dificultades para tomar las decisiones cotidianas (p. ej., qué color de camisa escoger para ir a trabajar o si llevar paraguas o no), si no cuentan con un excesivo aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás (Criterio 1). Estos individuos tienden a ser pasivos y a permitir que los demás (frecuentemente una única persona) tomen las iniciativas y asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su vida (Criterio 2). Es típico que los adultos con este trastorno dependan de un progenitor o del cónyuge para decidir dónde deben vivir, qué tipo de trabajo han de tener y de quién tienen que ser amigos. Los adolescentes con este trastorno permitirán que sus padres decidan qué ropa ponerse, con quién tienen que ir, cómo tienen que emplear su tiempo libre y a qué escuela o colegio han de ir. Esta necesidad de que los demás asuman las responsabilidades va más allá de lo que es apropiado para la edad o para la situación en cuanto a pedir ayuda a los demás (p. ej., las necesidades específicas de los niños, las personas mayores y los minusválidos). El trastorno de la personalidad por dependencia puede darse en un sujeto con una enfermedad médica o una incapacidad grave, pero en estos casos la dificultad para asumir responsabilidades debe ir más lejos de lo que normalmente se asocia a esa enfermedad o incapacidad. Los sujetos con trastorno de la personalidad por dependencia suelen tener dificultades para ex- presar el desacuerdo con los demás, sobre todo con aquellos de quienes dependen, porque tienen miedo de perder su apoyo o su aprobación (Criterio 3). Estos sujetos se sienten tan incapaces de funcionar solos, que se mostrarán de acuerdo con cosas que piensan que son erróneas antes de arriesgarse a perder la ayuda de aquellos de quienes esperan que les dirijan. No muestran el enfado que sería apropiado con aquellos cuyo apoyo y protección necesitan por temor a contrariarles. El comportamiento no se debe considerar indicador de trastorno de la personalidad por dependencia si las preocupaciones por las consecuencias de expresar el desacuerdo son realistas (p. ej., te- mores realistas de venganza por parte de un cónyuge agresivo). A los sujetos con este trastorno les es difícil iniciar proyectos o hacer las cosas con independencia (Criterio 4). Les falta confianza en sí mismos y creen que necesitan ayuda para empezar y llevar a cabo las tareas. Esperarán a que los demás empiecen a hacer las cosas, porque piensan que, por regla general, lo hacen mejor que ellos. Estas personas están convencidas de que son incapaces de funcionar de forma independiente y se ven a sí mismos como ineptos y necesitados de ayuda constante. Sin embargo, pueden funcionar adecuadamente si se les da la seguridad de que alguien más les está supervisando y les aprueba. Pueden tener miedo a hacerse o a parecer más competentes, ya que piensan que esto va a dar lugar a que les abandonen. Puesto que confían en los demás para solucionar sus problemas, frecuentemente no aprenden las habilidades necesarias para la vida independiente, lo que perpetúa la dependencia. Los sujetos con trastorno de la personalidad por dependencia pueden ir demasiado lejos llevados por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás, hasta el punto de presentarse voluntarios para tareas desagradables si estos comportamientos les van a proporcionar los cuidados que necesitan (Criterio 5). Están dispuestos a someterse a lo que los demás quieran, aunque las demandas sean irrazonables. Su necesidad de mantener unos vínculos importantes suele comportar unas relaciones desequilibradas y distorsionadas. Pueden hacer sacrificios extraordinarios o tolerar malos tratos verbales, físicos o sexuales. (Debe tenerse en cuenta que este comportamiento sólo debe considerarse indicador de trastorno de la personalidad por dependencia cuando quede clara- mente demostrado que el sujeto dispone de otras posibilidades.) Los sujetos con este trastorno se sienten incómodos o desamparados cuando están solos debido a sus temores exagerados a ser incapaces de cuidar de sí mismos (Criterio 6). Pueden ir «pegados» a otros únicamente para evitar estar solos, aun cuando no estén interesados o involucrados en lo que está sucediendo. Cuando termina una relación importante (p. ej., la ruptura con un amante o la muerte de alguien que se ocupaba de ellos), los individuos con trastorno de la personalidad por dependencia buscan urgentemente otra relación que les proporcione el cuidado y el apoyo que necesitan (Criterio 7). Su creencia de que son incapaces de funcionar en ausencia de una relación estrecha con alguien motiva el que estos sujetos acaben, rápida e indiscriminadamente, ligados a otra persona. Los sujetos con este trastorno suelen estar preocupados por el miedo a que les abandonen y tengan que cuidar de sí mismos (Criterio 8). Se ven a sí mismos tan dependientes del consejo y la ayuda de otra persona importante, que les preocupa ser abandonados por dicha persona aunque no haya fundamento alguno que justifique esos temores. Para ser considerados indicadores de este criterio, los temores deben de ser excesivos y no realistas. Por ejemplo, un anciano con cáncer que se muda a casa de su hijo para que le cuide estaría presentando un comportamiento dependiente que es apropiado dadas las circunstancias de esa persona.
Síntomas y trastornos asociados
Los sujetos con trastorno de la personalidad por dependencia se caracterizan por el pesimismo y la inseguridad en sí mismos, tienden a minimizar sus capacidades y sus valores y pueden referirse constantemente a sí mismos como «estúpidos». Toman las críticas y la desaprobación como pruebas de su inutilidad y pierden la fe en sí mismos. Buscan la sobreprotección y ser dominados por los demás. La actividad laboral puede estar deteriodada si se requiere una iniciativa independiente. Evitan las posiciones de responsabilidad y experimentan ansiedad al enfrentarse a las decisiones a tomar. Las relaciones sociales tienden a limitarse a las pocas personas de quienes el sujeto es dependiente. Puede haber un riesgo elevado de trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad y trastornos adaptativos. El trastorno de la personalidad por dependencia se asocia frecuentemente a otros trastornos de la personalidad, en especial a los trastornos de la personalidad límite, por evitación e histriónico. Puede predisponer a desarrollar este trastorno el que el sujeto haya presentado una enfermedad médica crónica o un trastorno de ansiedad por separación en la infancia o la adolescencia.
Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo
El grado en que los comportamientos dependientes se consideran adecuados varía sustancial- mente según la edad y los grupos socioculturales. La edad y los factores culturales han de ser tenidos en cuenta para evaluar el umbral diagnóstico de cada criterio. El comportamiento dependiente sólo debe considerarse característico del trastorno cuando sea claramente excesivo para las normas culturales del sujeto o refleje preocupaciones no realistas. En algunas sociedades es característico poner énfasis en la pasividad, la cortesía y el trato respetuoso, lo que puede ser malinterpretado como rasgos de trastorno de la personalidad por dependencia. Del mismo modo, la sociedad puede promover o desalentar el comportamiento dependiente de una forma diferente en varones y mujeres. En los niños y adolescentes este diagnóstico debe utilizarse con gran precaución, si es que se utiliza, ya que el comportamiento dependiente puede ser apropiado en el proceso de desarrollo. En el marco clínico, el trastorno se ha diagnosticado con mayor frecuencia en mujeres; sin embargo, la proporción según el sexo de este trastorno no es significativamente diferente que la proporción según el sexo de mujeres en el marco clínico. Por otra parte, algunos estudios que han utilizado evaluaciones estructuradas describen unas tasas de prevalencia similares en varones y mujeres.
Prevalencia
El trastorno de la personalidad por dependencia está entre los trastornos de la personalidad encontrados con más frecuencia en las clínicas de salud mental.
Diagnóstico diferencial
El trastorno de la personalidad por dependencia debe diferenciarse de la dependencia que surge como consecuencia de trastornos del Eje I (p. ej., los trastornos del estado de ánimo, el trastorno de angustia y la agorafobia) y como resultado de enfermedades médicas. El trastorno de la personalidad por dependencia tiene un inicio temprano, un curso crónico y un patrón de comportamiento que no aparece exclusivamente en el transcurso de un trastorno del Eje I o el Eje III. Otros trastornos de la personalidad se pueden confundir con el trastorno de la personalidad por dependencia porque tienen algunas características en común. Por tanto, es importante distinguir entre estos trastornos basándose en las diferencias en sus rasgos característicos. Sin embargo, si un sujeto presenta características de personalidad que cumplen criterios para más de un trastorno de la personalidad además del trastorno de la personalidad por dependencia, pueden diagnosticarse todos estos trastornos. Aunque muchos trastornos de la personalidad se caracterizan por los rasgos de dependencia, el trastorno de la personalidad por dependencia puede distinguirse por el predominio del comportamiento de sumisión, reactiva y de adhesión. Tanto el trastorno de la personalidad por dependencia como el trastorno límite de la personalidad se caracterizan por el temor al abandono; sin embargo, el individuo con trastorno límite de la personalidad reacciona al abandono con sentimientos de vacío emocional, rabia y demandas, mientras que el individuo con tras- torno de la personalidad por dependencia reacciona con un aumento de la mansedumbre y la sumisión y busca urgentemente una relación de reemplazo que proporcione cuidados y apoyo. Además, el trastorno límite de la personalidad puede distinguirse del trastorno de la personalidad por dependencia por el típico patrón de relaciones inestables e intensas. Los sujetos con trastorno histriónico de la personalidad, al igual que los que tienen trastorno de la personalidad por dependencia, experimentan una gran necesidad de reafirmación y aprobación, y pueden parecer infantiles y pegajosos. Sin embargo, a diferencia del trastorno de la personalidad por dependencia, que se caracteriza por la anulación de uno mismo y un comportamiento dócil, el trastorno histriónico de la personalidad se caracteriza por la extravagancia gregaria con demandas activas de atención. Tanto el trastorno de la personalidad por dependencia como el trastorno de la personalidad por evitación están caracterizados por sentimientos de inferioridad, hipersensibilidad a las críticas y necesidad de reafirmación; sin embargo, los sujetos con trastorno de la personalidad por evitación tienen un temor tan fuerte a la humillación y al rechazo, que se aíslan hasta que están seguros de ser aceptados. Por el contrario, los sujetos con trastorno de la personalidad por dependencia tienen más bien un patrón de búsqueda y mantenimiento de los contactos con las personas importantes para ellos, que de evitación y alejamiento de las relaciones. El trastorno de la personalidad por dependencia tiene que diferenciarse de un cambio de la personalidad debido a una enfermedad médica, en la que los rasgos aparecen como un efecto directo de una enfermedad del sistema nervioso central. También se debe distinguir de los síntomas que se pueden presentar en asociación con el consumo crónico de sustancias (p. ej., el trastorno relacionado con la cocaína no especificado). Muchos sujetos muestran rasgos de dependencia de la personalidad. Estos rasgos sólo constituyen un trastorno de la personalidad por dependencia cuando son inflexibles, desadaptativos y persistentes, y ocasionan deterioro funcional significativo o malestar subjetivo.
Relación con los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10
Los Criterios Diagnósticos de Investigación de la CIE-10 y los criterios del DSM-IV para el trastorno de la personalidad por dependencia son diferentes, pero definen en líneas generales el mismo trastorno.
Criterios para el diagnóstico de F60.7 Trastorno de la personalidad por dependencia [301.6]
Una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión y adhesión y temores de separación, que empieza al inicio de la edad adulta y se da en varios contextos, como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
(1)   tiene dificultades para tomar las decisiones cotidianas si no cuenta con un excesivo aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás (
(2)    necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las principales parce- las de su vida
(3)    tiene dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al te- mor a la pérdida de apoyo o aprobación. Nota: No se incluyen los temores o la retribución realistas
(4)    tiene dificultades para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera (debido a la falta de confianza en su propio juicio o en sus capacidades más que a una falta de motivación o de energía)
(5)     va demasiado lejos llevado por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás, hasta el punto de presentarse voluntario para realizar tareas desagradables
(6)    se siente incómodo o desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados a ser incapaz de cuidar de sí mismo
(7)    cuando termina una relación importante, busca urgentemente otra relación que le proporcione el cuidado y el apoyo que necesita (8) está preocupado de forma no realista por el miedo a que le abandonen y ten- ga que cuidar de sí mismo.

TRATAMIENTO PSICOLOGICO
Para ayudar a las personas Fanáticas, tiene que llevar 2 tratamientos tanto Psicológico y como Psiquiátrico  los dos ligados para un resultado eficaz.
Primeramente se define el perfil (Conducta, adicción, obsesión, si pose algún trastorno de la personalidad y así verificar si es fanático o no.
Tratamiento del Trastorno de la personalidad Esquizoide y Esquizotípico

-Trastorno de la personalidad Esquizoide y Esquizotípico
Su tratamiento es a través de terapias como:

Terapia dinámica
Personas Esquizoides se les da 1 o 2 sesiones por semana
En las personas Esquizotipicas les es más favorable ir a sesión más frecuencia ,3 sesiones por semana.

Objetivo de la terapia  Dinámica
En los esquizotipicos lograr una estabilidad  y comodidad en una relación personal estrecha.
En los   Esquizoides ayudar que sus  vidas solitarias sean más  gratificantes a través del deporte, música y pintura.

Psicoterapia de apoyo
La Psicoterapia de apoyo se basa en escuchar  simpáticamente, en el consejo, la exhortación, la educación sobre el mundo interpersonal y laboral, la resolución de problemas y los desarrollos de habilidades sociales alcanzando así lenta mente para lograr un eficaz resultado

Terapia Cognitiva -Conductual
El objetivo de esta Terapia es que el paciente se sienta más cómodo  en situaciones sociales como también llegar una vida más satisfactoria cambiando sus pensamientos negativos a positivos y algunas conductas o hábitos que le afectan.

Terapia en Grupo
Es una terapia muy eficaz ya que ayuda al paciente  a mejorar las habilidades de socialización  y puede eliminar las ideas negativas que se tiene acerca de la gente al darse cuenta que las otras personas lo escuchan con atención y que es valioso

Terapia Familiar
El objetivo de  esta terapia es ayudar a entender a la persona Esquizotimia o esquizoide  así trabajando tanto emocionalmente con el paciente como también con la familia para si lograr un apoyo incondicional de la familia al paciente y tenga una estabilidad emocional él y su familia.

Tratamiento Psiquiátrico
Se le da de medicamento:
•      Antipsicótico
•      Ansiolíticos ,Para controla su ansiedad


-Tratamiento Psicológico del Trastorno  Histriónico de la personalidad

El tratamiento es a través de la Terapia Cognitiva conductual  con ayuda de la Técnica

Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC)
Se  enfoca en resolver problemas emocionales y Conductuales.
Ayudando a cambiar los pensamientos negativos por los positivos  reforzando así las emociones asiéndolas mas efectivas.

Tratamiento Psiquiátrico
•      El medicamento que se receta es:
•      Antidepresivos


-Tratamiento Psicológico del Trastorno Narcisista de la Personalidad

Enfoque Psicoanalítico
Psicoterapia psicoanalítica Individual
El objetivo de ella es la resolución del self  grandioso y hacer una autoexploración a través de:

La transferencia para entender mejor al paciente y así el paciente proyecta sentimientos con el terapeuta, que tiene que ver con otra persona importante en su vida
Enfoque Psicoanalítico
Usando también la Introspección, haciendo así consiente lo inconsciente  .
Aceptando así el paciente sus fracasos

Otras estrategias Terapéuticas
Educación
Esta estrategia, se adapta a traes de los principios de la terapia de conducta dialéctica  ayuda a atraer la inteligencia del paciente, y se echan los simientes para trabajar el problema en colaboración

Validación
Terapia Cognitiva conductual Dialéctica, esta estrategia sirve para reducir sentimientos de vergüenza, autocritica y autoculpa.

Identificación de conducta diana
Esta fase consiste en llegar un acuerdo  con respecto a sus objetivos, a través de una ficha de puntuación  semanal para observar los progresos del  individuo


Tratamiento Psiquiátrico
•      Medicamentos para la ansiedad: Estos medicamentos pueden ser administrados para reducir ansiedad y ayudar a que usted se sienta más calmado y relajado.
•      Antidepresivo: Se administra este medicamento para reducir o suspender síntomas de depresión. También se puede usar para tratar otros problemas de comportamiento.
•      Antipsicóticos: Usualmente se administra este medicamento para reducir síntomas de agitación severa (grave).

-Tratamiento del Trastorno obsesivo –compulsivo de la personalidad

Se utiliza la Psicoterapia individual
Es un factor muy importante esta Psicoterapia  porque nada más se centra  en una sola persona ayudándola  más a profundo.

Psicoterapia dinámica
Ayuda al individuo a liberar  las creencias limitadoras  que lo impiden tener un comportamiento agradable y pueda tomar decisiones beneficiosas.

Terapia Cognitiva- Conductual
El objetivo de esta terapia es cambiar los pensamientos irracionales que la persona tiene por pensamientos positivos a través de ello obtener  emociones positivas.

Otras Terapias
Terapia de Apoyo
El Objetivo de esta terapia es ayudar al individuo a utilizar sus capacidades de las que ya dispone para manejar sus problemas.

Terapia en grupo:
Es una terapia más eficaz ya que ayuda al individuo a enfrentar y modificar su conducta  y a la toma de decisiones  sintiéndose más confiado.

Terapia Familiar
El objetivo de esta terapia es que la familia pueda ayudar a la persona que posee este trastorno para sí animarlo ya que la familia es un factor para que el paciente pueda salir adelante y tenga un resultado eficaz

Tratamiento Psiquiátrico
La medicación ofrece muy buenos resultados terapéuticos el uso de:
•      Antidepresivos tricíclicos, especialmente la clomipramina.
•      Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina (ISRS), fluoxetina, fluvoxamina, entre otros.
•      Tratamiento del Trastorno de la personalidad por dependencia
•      Tratamiento del Trastorno de la personalidad por dependencia

-Tratamiento del Trastorno de la personalidad por dependencia
El tratamiento es similar al del trastorno de la personalidad Obsesivo compulsivo

Se utiliza la Psicoterapia individual
Es un factor muy importante esta Psicoterapia  porque nada más se centra  en una sola persona ayudándola  más a profundo.

Psicoterapia dinámica
Ayuda al individuo a disminuir conflictos de dependencia, pueda tomar decisiones y pueda manejar los niveles de ansiedad

Terapia Cognitiva- Conductual
El objetivo de esta terapia que el terapeuta ayude  al paciente a seleccionar respuestas  más sanas desarrollando así esquemas positivos.

Otras Terapias
Terapia de Apoyo
El Objetivo de esta terapia es ayudar al individuo a utilizar sus capacidades de las que ya dispone para manejar sus problemas.

Terapia en grupo:
Es una terapia más eficaz ya que ayuda al individuo a enfrentar y modificar su conducta  y a la toma de decisiones sintiéndose apoyado.

Terapia Familiar
El objetivo de esta terapia es que la familia pueda ayudar a la persona que posee este trastorno para sí animarlo ya que la familia es un factor para que el paciente pueda salir adelante y tenga un resultado eficaz.

Tratamiento Psiquiátrico
El medicamento que se  receta es :
•      Imipramina
•      Antidepresivos para la depresión


Caso político fanatismo
Hay personajes en  que alimentan su ego induciendo fanatismo entre sus seguidores, solo para sacar ventaja personal.
Es el caso del candidato del, Andrés Manuel López Obrador, que ha generado un ambiente de incertidumbre y desconfianza en México en las últimas semanas.
AMLO, como se le conoce, es un ejemplo de un manipulador de masas para obtener respaldo a sus planes o a sus reclamos.
Al ver que las encuestas no lo favorecían diseminó la duda de que se maquinaba un fraude electoral. Después de las elecciones pidió un recuento de votos que tampoco lo benefició.
En los comicios de 2006, AMLO convocó a protestas e invitó a la resistencia popular, acusando que le habían robado las elecciones. Al parecer se volvió experto en incitar luchas de clases y revivir odios ancestrales que pudieran causar enfados peligrosos en este tiempo difícil en México.
Resistencia también era el plan ideado por Manuel Zelaya, un líder de Honduras que llevaba a su país hacia la izquierda, aliándose con Hugo Chávez, para instaurar el socialismo del siglo 21, pero, ciertos sectores políticos, presagiando la llegada del comunismo, resolvieron deponerlo de la presidencia.
Entonces, Zelaya creó grupos clandestinos y ahora opera políticamente bajo la sombra para retomar el poder trabajando concienzudamente y en continua nutrición del fanatismo de sus partidarios.
Por su parte, en Venezuela, Chávez ha fragmentado el país con un discurso populista que pudiera llevarlo a una guerra civil, el día en que gane otro candidato o cuando grupos sombríos, que desean el poder, resuelvan arrebatárselo. El caso de Chávez es el extremo del uso de las masas fanáticas dispuestas a morir por su jefe.
La ultraderecha no se queda atrás. En Colombia, el ex presidente Álvaro Uribe es artífice de una cruzada retorcida para mostrarle al mundo que él derrotó a las Farc y que el presidente actual, Juan Manuel Santos, las revivió.
A los fanáticos de Uribe se les llama “furibistas” y hacen honor a su nombre cuando lo defienden como incultos salvajes, insultando y en ciertos caso amenazando con perversidad.
Por lo visto, la ambición está por encima de las consecuencias. Oí decir que el fanatismo es el deporte de la ignorancia y el caos es su principal elemento.


Caso deportivo
La Procuraduría General de Justicia del Estado informa que elementos de la Dirección de Investigación del Delito efectuaron la detención de MARCOS GONZÁLEZ FRAIRE, por su probable responsabilidad en la comisión del delito de HOMICIDIO CALIFICADO en agravio de Erik Emanuel Trejo Estrada, ocurrido el pasado 31 de julio.
De acuerdo con la averiguación previa III-A/1126/2010, el día de los hechos se llevó a cabo un partido de futbol en la comunidad de La Piedad, , entre equipos representativos de dos empresas distintas. Durante el juego, se originó un altercado verbal y físico entre el ofendido y otro jugador del equipo contrario, resultando que al final del encuentro, ambos se liaron a golpes en los baños del campo deportivo.
Una vez que el ofendido superó a su contrincante, este último se retiró del lugar y regresó momentos después pero acompañado de varias personas, quienes corretearon al agraviado hasta un tianguis cercano. En determinado momento, uno de los agresores arrojó una piedra que golpeó la cabeza del ofendido y provocó que cayera al suelo, momento que aprovechó MARCOS GONZÁLEZ FRAIRE para golpear a la víctima en repetidas ocasiones. Posteriormente, arribaron al sitio los amigos del ofendido y lo trasladaron a un Hospital en el municipio de San Juan del Río; sin embargo, debido a la gravedad de las lesiones que presentaba fue canalizado finalmente a la Ciudad de México, donde murió al siguiente día.Con la necropsia practicada a la víctima se pudo establecer que la causa de muerte fue traumatismo craneoencefálico y cérvico medular, producto del golpe recibido en la cabeza.
Una vez que la autoridad ministerial tomó conocimiento de los hechos, se desahogaron los testimonios de diversos testigos presenciales, los cuales coincidieron en manifestar que el día de los hechos, MARCOS GONZÁLEZ FRAIRE golpeó al ofendido en repetidas ocasiones, por lo que se ordenó su detención por caso urgente.
Una vez que el sujeto fue detenido por elementos de la Dirección de Investigación del Delito y rindió su declaración ante el Ministerio Público, aceptó su participación en los hechos que se le imputaban; refirió que el altercado inicial fue con uno de sus amigos; sin embargo, se sumó al pleito y terminó golpeando al ofendido; incluso manifestó que en algún momento del altercado, pretendió arrojar una piedra sobre la cabeza de la víctima, esto después de haberlo golpeado varias veces pero esta acción fue impedida por algunas personas.
Ante esta situación, el Representante Social ordenó diversos peritajes y diligencias que permitieron corroborar con toda exactitud y científicamente la versión del imputado; por lo anterior, la autoridad ministerial al reunir los elementos probatorios suficientes, en las próximas horas ejercitará acción penal en contra de MARCOS GONZÁLEZ FRAIRE por el delito de HOMICIDIO CALIFICADO.


Caso religioso

El pasado miércoles 9 de septiembre, Jósmar Flores Pereira, un pastor religioso de origen boliviano, secuestró un avión de Aeroméxico que viajaba de Cancún a la Ciudad de México. El pastor, confesó que fue una revelación divina lo que lo hizo llevar acabo dicho acto. Dijo que era una fecha especial, 9 de septiembre de 2009, es decir, 9, 9, 9, que de forma inversa dan como resultado 6, 6, 6 que un terrible terremoto llegaría a México y que secuestrar el avión era la única manera de prevenir a la población mexicana de dicha catástrofe.


     

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