Fobias
La palabra fobia
derivada de Fobos (en griego antiguo ‘pánico’, que era la
personificación del "Tener miedo" en la mitología griega, hijo de
Ares y Afrodita) y es un trastorno de salud emocional que se caracteriza por un
tener miedo intenso y desproporcionado ante objetos o situaciones
concretas como, por ejemplo, a los insectos (entomofobia) o a los lugares
cerrados (claustrofobia). También se suele catalogar como fobia a un
sentimiento de odio, disgusto, desaprobación, discriminación o rechazo contra
algo, que puede ser una actitud basada en prejuicios como, por ejemplo, el caso
específico de la xenofobia (el rechazo hacia las personas extranjeras).
Las personas con fobias intentan evitar lo que les provoca miedo. Si eso no
es posible, pueden experimentar:
- Pánico y miedo
- Taquicardia
- Falta de aire
- Temblores
- Un fuerte deseo de
huir
Algunas de las fobias más
comunes son:
Aracnofobia: Se trata del miedo a las arañas. Se calcula que la mitad de las
mujeres y el 10% de los hombres padecen esta fobia en algún grado. Las
reacciones de estas personas resultan exageradas para los demás, e incluso para
los mismos afectados. Éstos procuran mantenerse apartados de los sitios en
donde pueden encontrarse arañas, o donde han visto telas de araña. En los casos
más serios, el pánico puede ser detonado incluso al ver una fotografía.
Sociofobia: Se trata de un persistente e intenso miedo a ser juzgado
negativamente en situaciones sociales. Es una fobia de las más comunes entre
adolescentes y jóvenes, se calcula que cerca de un 4% de las personas entre 18
y 55 años la padecen. A diferencia de lo que sucede en la mayoría de las
fobias, esta fobia social es igualmente común en hombres y mujeres.
Aerofobia: Se trata del tan común miedo a viajar en avión (de hecho, se calcula
que sólo el 5% de los pasajeros abordan el avión sin temores de ningún tipo).
Sin embargo, las personas que padecen de esta fobia no experimentan sólo una
ligera inquietud en el momento del aterrizaje y del despegue, sino que en
ocasiones las fobias les impiden planear siquiera un viaje de este tipo, o les
ocasionan trastornos de ansiedad ante la perspectiva de un futuro viaje,
incluso meses antes de llevarlo a cabo.
Agorafobia: Se trata del miedo a los espacios abiertos, y es un trastorno más
común entre las mujeres que entre los hombres. El agorafóbico teme todo aquel
lugar donde no se sienta “seguro” o no pueda “recibir ayuda”. El que presenta
este tipo de trastorno suele refugiarse en su hogar y rara vez sale, ya que en
esas ocasiones experimenta una gran ansiedad. Es la fobia que motiva más a
menudo consultas a especialistas.
Claustrofobia: Al contrario que la agorafobia, este trastorno implica el temor a
quedar confinado a espacios cerrados. Se estima que entre un 2 y un 5% de la
población padece esta fobia. Estas personas suelen evitar los ascensores, el
metro, los túneles, las habitaciones pequeñas, hasta las puertas giratorias les
pueden presentar dificultades, así como también el uso de equipos para técnicas
de diagnóstico médico como el TAC.
Acrofobia: Se trata del miedo a las alturas, no simple vértigo sino un temor
que ocasiona ansiedad a quienes lo padecen. La fobia suele manifestarse en
situaciones tales como las de asomarse a un balcón, estar en un mirador elevado
o junto a un precipicio. Al igual que sucede en otras fobias, aquellos
individuos que la sufren buscarán evitar la situación temida.
Emetofobia: Se trata de la fobia al vómito o a vomitar. Hay personas que
sienten más que una simple aversión hacia el acto de vomitar, y que incluso
cambian sus hábitos alimenticios y sociales en consecuencia (por ejemplo,
evitar ir a comer a restaurantes por temor a que la comida que le sirvan allí
le siente mal al estómago). Si bien sólo en casos extremos se considera fobia,
se calcula que el 6% de la población siente temor de vomitar.
Carcinofobia: Se trata del miedo a contraer cáncer. Es uno de los temores más
comunes desde el momento en que la mayoría de los adultos siente aprensión ante
la posibilidad de manifestar esta enfermedad. Sin embargo, en el caso de los
fóbicos, se trata de un miedo muy antinatural, ya que demostrarán temerle a
cualquier síntoma físico negativo, asociándolos todos a síntomas de la
enfermedad.
Brontofobia: Son comunes las fobias que involucran elementos climáticos o
determinados fenómenos meteorológicos, y éste es el caso de la brontofobia.
Consiste en el miedo extremo ante los rayos y truenos de las tormentas. Alguien
con esta fobia estará alarmado tanto antes como durante las tormentas, y en
casos extremos, padecerán los síntomas de la ansiedad. Incluso puede verse
afectada su vida social, ya que su planificación de actividades depende del
pronóstico meteorológico, y pueden llegar a faltar al trabajo o modificar sus
hábitos debido al clima.
Necrofobia: El miedo a la muerte es algo natural e instintivo en el hombre,
posiblemente porque la muerte es lo desconocido. Además, se asocia la muerte
con los padecimientos que la preceden, dolor, sufrimiento, etc. Sin embargo,
algunas personas padecen de una verdadera fobia a la muerte y a los seres
muertos. Quienes padecen de esta condición no pueden explicar con claridad el
sentimiento escalofriante que experimentan al estar frente a una momia o a un
cadáver.
Según el DSM-IV
Criterios para
el diagnóstico de F40.02 Fobia específica (300.29)
A. Temor acusado
y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o
anticipación de un objeto o situación específicos (p. ej., volar, precipicios,
animales, administración de inyecciones, visión de sangre).
B. La exposición
al estímulo fóbico provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de
ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional o más
o menos relacionada con una situación determinada.
Nota: En los
niños la ansiedad puede traducirse en lloros, berrinches, inhibición o abrazos.
C. La persona
reconoce que este miedo es excesivo o irracional.
Nota: En los
niños este reconocimiento puede faltar.
D. La(s)
situación(es) fóbica(s) se evitan o se soportan a costa de una intensa ansiedad
o malestar.
E. Los
comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa, o el malestar provocados
por la(s) situación(es) temida(s) interfieren acusadamente con la rutina normal
de la persona, con las relaciones laborales (o académicas) o sociales, o bien
provocan un malestar clínicamente significativo.
F. En los
menores de 18 años la duración de estos síntomas debe haber sido de 6 meses
como mínimo.
G. La ansiedad,
las crisis de angustia o los comportamientos de evitación fóbica asociados a
objetos o situaciones específicos no pueden explicarse mejor por la presencia
de otro trastorno mental, por ejemplo, un trastorno obsesivo-compulsivo (p.
ej., miedo a la suciedad en un individuo con ideas obsesivas de contaminación),
trastorno por estrés postraumático (p. ej., evitación de estímulos relacionados
con un acontecimiento altamente estresante), trastorno de ansiedad por
separación (p. ej., evitación de ir a la escuela), fobia social (p. ej.,
evitación de situaciones sociales por miedo a que resulten embarazosas),
trastorno de angustia con agorafobia, o agorafobia sin historia de trastorno de
angustia.
Tipos:
Tipo animal
Tipo ambiental
(p. ej., alturas, tormentas, agua)
Tipo
sangre-inyecciones-daño
Tipo situacional
(p. ej., aviones, ascensores, recintos cerrados)
Otros tipos (p.
ej., evitación fóbica de situaciones que pueden provocar atragantamiento,
vómito o adquisición de una enfermedad; en los niños, evitación de sonidos
intensos o personas disfrazadas).
Las fobias según Freud:
Según el
psicoanalista Sigmund Freud, el proceso de adquisición de una fobia es
algo más complejo. Dicho autor afirma que las fobias aparecerían de un modo
casi reflejo, existiendo un conflicto interno que estaría en el origen del
problema.
Para que lo
entendamos mejor, haremos uso de un ejemplo. Imaginemos que alguien experimenta
cierto afecto (p.ej. miedo) hacia determinada representación
(p.ej. su padre). Dicha unión entre ambos factores, afecto y representación
recibiría el nombre de catexia.
Pues bien, dado
que dicha catexia resulta intolerable para la persona (a nadie le resulta
agradable sentir miedo hacia su padre), ésta realizaría inconscientemente una
separación entre la representación y el afecto (descatexia). De
este modo, el afecto (miedo) quedaría como “flotando” en el aire en busca de
una nueva representación más tolerable a la que unirse (p.ej. los perros). Esta
nueva unión sería la contracatexia, y resultaría en la
adquisición por parte del individuo de una fobia a estos animales.
Pedro Eli Flores Rosales
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