Las
aberraciones sexuales
Para explicar las necesidades sexuales del hombre
y del animal supone la biología la existencia de un - instinto sexual-, del
mismo modo que supone para explicar el hambre en un instinto de nutrición. Pero
el lenguaje popular carece de un término que corresponda al de –hambre- en lo
relativo a lo sexual. La ciencia usa en este sentido la palabra libido. La
opinión popular posee una bien definida idea de la naturaleza y caracteres de
este instinto sexual. Ce cree firmemente que falta en absoluto en la infancia;
que se constituye en el proceso de
maduración de la pubertad, y en relación con él, que se exterioriza en los
fenómenos de irresistible atracción que un sexo ejerce sobre el otro, y que su
fin está constituido por la culpa sexual o a lo menos por aquellos actos que a
ella conducen.
Existen, sin embargo, poderosas razones para no
ver en estos juicios más que un reflejo harto
infiel de la realidad. Analizándonos detenidamente descubrimos en ellos
multitud de errores, inexactitudes, e inadvertencias.
Antes de entrar en su discusión fijaremos el
sentido de los términos que en la misma debemos de emplear. La persona de la
cual parte la atracción sexual la denominaremos >>objeto sexual<<, y el acto hacia el cual impulsa el instinto, >>fin sexual<<. La experiencia científica
nos muestra que tanto respecto al objeto como al fin existen múltiples
desviaciones, y que es necesaria una penetrante investigación para establecer
las relaciones que dichas anormalidades guardan con lo considerado normal.
Bibliografia:
Las obras completas de Sigmund Freud TOMO2
Norman Ramirez Hernandez
Psicologia VIII
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